domingo, 17 de marzo de 2024

EL “MURO ENIGMÁTICO” DE TROUVELOT EN EUDOXUS

 


Traducción del texto aparecido en “The Lunar Observer” de marzo 2024

Leyendo “The Moon”, de Thomas Elger, para documentarme en la redacción del texto sobre Lacus Mortis para la sección Focus On de este mes, me encontré con este sintagma “murs enigmatiques”: “Hace unos años, M. E. L. Trouvelot de Meudon llamó la atención sobre una curiosa aparición que observó en relación con ciertas grietas cerca del terminador, a saber, hilos de luz extremadamente atenuados en sus lugares y en sus aparentes prolongaciones. Lo observó en la llanura circular de Eudoxus, cruzando el lado sur del suelo de pared a pared; y también en relación con la prominente hendidura que va desde el lado norte de Burg hasta el oeste de Alexander, y en algunas otras situaciones. A estos fenómenos los denomina “Murs enigmatiques” (página 26). Para alguien con una mente imaginativa, con un gusto por lo misterioso y lo antiguo, este sintagma (y sobre todo el adjetivo “enigmatique”) fue irresistible. Empecé mi búsqueda por internet y en el buscador apareció un muy interesante texto de Nigel Longshaw (“Trouvelot’s threads: the “murs enigmatiques” of Etienne Leopold Trouvelot”) en Journal of the British Astronomical Association, vol.117, no.4, p.187-191 (https://adsabs.harvard.edu/full/2007JBAA..117..187L ). Este texto trata por extenso el reporte de Trouvelot de un “fenómeno inusual que nunca había notado antes”. Trouvelot publicó sus observaciones de Eudoxus (y otros cráteres) en la famosa revista “L’Astronomie”, dirigida por Camile Flammarion, en el número de junio 1885, disponible en internet en https://archive.org/stream/lastronomie03flamgoog/lastronomie03flamgoog_djvu.txt . Longshaw utiliza la traducción al inglés del texto de Trouvelot realizada por Richard Braum (y nosotros también la utilizaremos). Trouvelot se encontraba observando la Luna con su refractor de 6.75 pulgadas el 20 de febrero de 1877 cuando observó en el cráter Eudoxus “un hilo fino y brillante que cruza la parte sur del cráter en línea recta, permaneciendo de ancho uniforme a su paso de un lado al otro. En el oeste, sin embargo, no llegó hasta el borde del cráter, que en este lugar forma una pequeña hendidura, sino que estaba separado de él por una estrecha brecha. Hacia el este, el hilo brillante llegaba hasta el borde del cráter. La mitad occidental de este hilo brillante estaba bordeada por sombras a ambos lados, mientras que la parte oriental estaba sin sombras en su lado sur”. Esta descripción complementa la discusión de Trouvelot (así como todo lo anterior) que vemos en la IMAGEN 1. En observación posterior, más de un año después, Trouvelot (en el mismo texto) afirma que no ha podido distinguir la línea brillante, hasta que en su lugar “en el fondo del cráter, se podía distinguir algo que daba la impresión de una fractura en el lugar exacto donde había visto el hilo brillante. Este misterioso muro nunca más ha sido visto”

La primera explicación que se le ocurrió a Trouvelot es que “Existía una ruptura recta y muy profunda en la pared occidental de Eudoxus y que la luz del sol al pasar por esta abertura iluminaba el fondo del cráter, y así formaba el hilo luminoso recto que hemos observado”. Esta explicación es plausible, y Longshaw reporta casos de observaciones comparables de franjas luminosas originadas por brechas en las paredes de cráteres en Torricelli (del propio Longshaw), Hesiodus (Koch), Elger (Cichus-Weiss) y otros- Eso sí: “Debido a que la formación de un estrecho hilo de luz depende probablemente de una correspondiente "interrupción" estrecha en un accidente que proyecta sombras, entonces las circunstancias de iluminación y geometría solar, lunar y terrestre deben ser favorables. El fenómeno es más evidente cuando el “hilo” iluminado cae sobre una superficie más lisa, como un Mare o el suelo liso de un cráter” (Longshaw). Trouvelot descartó en el texto original la hipótesis del rayo de sol que pasa por un brecha de la pared de Eudoxus por otros dos motivos: “En primer lugar, si el rayo brillante observado se debía al paso de los rayos solares a través de un espacio recto, no se vería por qué el hilo luminoso sería más brillante que las partes de la superficie que eran contiguas y recibían igual cantidad de luz. Además, no se puede apreciar cómo la sombra de la vertiente occidental del cráter pudo prolongarse hasta la cima de la vertiente opuesta, ya que en ese momento el sol ya estaba a más de 20 grados sobre el horizonte en este lugar”. Trouvelot se inclina por pensar que se trata de una especie de muro: “existen sobre nuestro satélite muros tan largos, tan estrechos y tan elevados como el que se supone que existe en Eudoxus para explicar el fenómeno observado, y se conocen muchos de estos muros que hemos dibujado y observado muchas veces. Cosa curiosa, los muros lunares que hemos observado se encuentran, precisamente, como el de Eudoxus, sobre la trayectoria de ciertas fracturas” (esta traducción de Trouvelot me pertenece, así como las que siguen), que pasa a enumerar: una que va de Bürg a Mare Serenitatis, otra en el macizo de Aristarchus, otra al este de Rhaeticus (sería interesante ver estos ejemplos que Trouvelot afirma que podrían ser similares al muro que habría observado en Eudoxus).

Hay un pequeño detalle, en palabras de Trouvelot: “si el fenómeno observado era un muro que atravesaba el cráter, cómo se explica por qué este muro, tan fácilmente reconocible el 20 de febrero de 1877, ha pasado desapercibido y no ha vuelto a ser observado. Estamos en presencia de un dilema que no es fácil de resolver”. Verdaderamente este muro es muy enigmático. Dice Longshaw: “El “hilo de luz” de Trouvelot debe haber caído sobre las paredes escalonadas del cráter y el áspero suelo roto de Eudoxus y, como tal, uno habría esperado que fuera “roto” por el terreno sobre el que cayó. Por esta misma razón, el fenómeno que Trouvelot observó en Eudoxus, y que le llevó a creer que lo que vio era un elemento iluminado parecido a una pared, sigue siendo un misterio. Sin duda, valdría la pena intentar repetir su observación en las condiciones adecuadas”. Y esto se realizó, como veremos. Y no es uno, sino ¡varios muros enigmáticos!

En el número de diciembre de 2022 de The Lunar Observer (páginas 65/66, correspondientes a la sección “Lunar Geological Change Detection Program”), aparece una observación visual nuestra de Eudoxus analizada por Tony Cook (Coordinador de la Sección). El requerimiento venía de la British Astronomical Association, a partir Nigel Loonshaw (autor del texto que citamos en extenso) y consistía en “detectar zonas brillantes y accidentes lineales dentro de la sombra de la pared este al amanecer”. Tony examina mi reporte sobre las zonas iluminadas dentro de la sombra en Eudoxus, comparándolo con una imagen anterior de Brandon Shaw, como vemos en la IMAGE 2.



Eudoxus orientado con el norte en la parte superior. (Izquierda) Un boceto de Alberto Anunziato realizado el 2 de octubre de 2022 UT 23:20-23:30. (Derecha) Una imagen de archivo de Brendan Shaw (BAA) realizada el 8 de mayo de 2003 UT 22:49. El boceto de Alberto (Fig. 1 – Izquierda), respaldado por una imagen de archivo anterior de Brendan Shaw (Fig. 1 – Derecha) muestra de hecho un par de características de luz lineales en la sombra en el lado este del cráter. Sigue siendo discutible si esto explica satisfactoriamente los puntos brillantes y las características lineales en la sombra o el “efecto de línea de luz”, pero al menos tenemos algunas observaciones adicionales para respaldar cualquier teoría”.

Más allá de la inexactitud en el dibujo de la forma del cráter en mi dibujo, vemos que en lo esencial las líneas brillantes (no tan brillantes como la que describe Trouvelot) coinciden. Las dos grandes líneas en la zona norte de la sombra proyectada por la pared este coinciden casi exactamente. La situada más al norte en la fotografía de la derecha parece englobar la zona que en el dibujo de la izquierda se muestra como una pequeña muesca, como si la fotografía de la derecha mostrara una fase inmediatamente posterior de la iluminación del dibujo de la izquierda, de manera que la zona iluminada se hubiera agrandado y fundido con la línea más al norte. La otra línea larga, más al sur, es idéntica en ambas imágenes, incluso se interrumpe a la misma altura. Y más hacia el sur una pequeña muesca en el dibujo de la izquierda aparece como una muesca un poco más grande, como una especie de rectángulo. En la imagen de la derecha de IMAGE 2 pareciera haber una línea muy poco brillante dentro de la sombra, que corriera paralela a la pared este, pero no alcanzamos a distinguirlo con certeza como las demás.  Esto quiere decir, más allá de muy pequeñas diferencias entre las zonas brillantes dentro de la sombra, que no se trata de un fenómeno inusual sino que es la apariencia normal de Eudoxus en esa fase de iluminación.



IMAGE 3 ilustra la topografía de Eudoxus (del LROC Quickmap). No se encuentra a simple vista una correlación obvia entre el relieve sumamente accidentado del suelo de Eudoxus con las líneas brillantes de IMAGE 2. La solución de Elger (“Son muy comunes las aparentes prolongaciones de hendiduras en forma de hileras de montículos o pequeñas elevaciones”) es bastante plausible y, entiendo, es cercano a la solución propuesta por Longshaw según Cook.

Los “murs énigmatiques” de Etienne Trouvelot tuvieron repercusión en la astronomía lunar como en la literatura sobre lo misterioso. ¿Y a quién no le gusta bucear en estos antiguos libros, llenos de cantos de sirena de hechos extraños? Al final de cuentas, somos muchos los que hemos estado en la misma situación que Edgard Alan Poe “upon a midnight dreary, while I pondered, weak and weary, over many a quaint and curious volume of forgotten lore” (The Raven). Quizás la referencia más famosa es Charles Fort, quien en New Lands pretende que lo que vio Trouvelot es una especie de señal luminosa en la Luna, haciendo trampa con la traducción del texto en francés, dice en capítulo 23: “En la noche del 20 de febrero de 1877, el señor Trouvelot, del Observatorio de Meudon, vio en el cráter lunar Eudoxus, que, como casi todos los demás centros de aparente señalización, se encuentra en el cuadrante noroeste de la Luna, una fina línea de luz (L'Astronomie, 1885-212). Era como un cable luminoso tirado a través del cráter”. Traduce “mince filet lumineux” (bien traducido por Longshaw como “thin bright thread”) por “luminous cable”, introduciendo un “element tecnológico” totalmente extraño a la observación original. ¡Cuantos supuestos misterios no son otra cosa que manipulación del texto original que se repiten ad aeternum! También es verdad que Trouvelot pareciera jugar con la idea cuando finaliza su artículo con las siguientes palabras (referidas a otro muro distinto): “El largo considerable de este muro, su regularidad perfecta y la curva atrevida que realiza alrededor del cráter (como parece) para evitarlo, hacen de esta formación lunar un objeto sumamente notable, que lo hacen semejante a una especie de viaducto gigantesco del que más de un ingeniero estaría orgulloso”. La astronomía del siglo XIX solía ser osada en sus suposiciones, lo que llevó a considerables errores como los canales de Marte, aunque también es cierto que le debemos mucho a su esfuerzo titánico de observación. Es un desafío interesante comprobar la causa de estas líneas brillantes en el suelo de Eudoxus que se repiten cíclicamente, coincidan o no con el “mur enigmatique” de Etienne Trouvelot.

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