martes, 29 de octubre de 2019

LOS OBSERVADORES LUNARES DE LA SOCIEDAD LUNAR ARGENTINA EN “THE LUNAR OBSERVER” DE OCTUBRE 2019


Ya son 51 meses consecutivos. Desde agosto de 2015 un observador lunar de la LIADA aparece en la revista especializada en la observación lunar más prestigiosa a nivel mundial: “The Lunar Observer”
La revista se puede descargar de la web de ALPO:  http://moon.scopesandscapes.com/tlo.pdf y también del siguiente link:
En tapa apareció un dibujo y su correspondiente texto de Alberto Anunziato (ya publicado en una entrada anterior).
En páginas 8 y 9 el artículo “Rheita E y Río Cuarto. Cráteres oblicuos en dos mundos”, de Alberto Anunziato y Francisco Alsina Cardinali, también aparecido en una entrada anterior.
En “Recent Topographical Observations” (páginas 11 y siguientes) se incluyeron las las siguientes observaciones imágenes de Jairo Chavez:
Sinus Iridum:

Plato:


Gutenberg:




Aristarchus:


En la Sección “Lunar Geological Change Detection Program” (pág.20 y siguientes) aparecen nuestras observaciones reportadas al programa:
Reports have been received from the following observers for Aug: Jay Albert (Lake Worth, FL, USA - ALPO) observed: Aristarchus, Grimaldi, Plato and Vallis Schröteri. Alberto Anunziato (Argentina –SLA) observed Burg, Geminus, Rheita, and Theophilus. Maurice Collins (New Zealand – ALPO/BAA/ RASNZ) observed several features, including Theophilus. Walter Elias (Argentina – AEA) imaged: Conon, Copernicus, Macrobius, Montes Apenninus, Plato, Proclus, Tycho and several features. Rik Hill (Tucson, AZ – ALPO/BAA) imaged several features. Thierry Speth (France) imaged Alphonsus, Aristarchus, Gassendi, Herschel, and Pythagoras. Bob Stuart (Rhayader, UK – BAA) imaged Anaximander, Aristarchus, Harpalus, Herschel, Prinz, Sharp, Sinus Iridum, and several Features. Franco Taccogna (Italy – UAI) imaged the crescent Moon, Ivor Walton (Codnor, UK – BAA) imaged several features.

Y se escogió una observación de Alberto Anunziato (Geminus) para analizar un reporte de FLT de 2011.


domingo, 27 de octubre de 2019

CRONICAS LUNARES. LUNA ROJA. EL PROGRAMA ESPACIAL SOVIÉTICO



Publicado en Diario Uno de Paraná el 27 de octubre de 2019

Alberto Anunziato (Sociedad Lunar Argentina)

El 4 de octubre de 1957 comenzó una nueva era en la historia, la era espacial, con el primer satélite artificial de nuestro planeta, el soviético Sputnik 1 Nació, como tantos avances científicos y tecnológicos, de objetivos militares y debemos remontarnos al final de la II Guerra Mundial. De los Aliados vencedores, solamente EEUU y URSS podían competir por el futuro dominio mundial. Los norteamericanos tenían claramente la ventaja, ya que su país no había sido destruido en la contienda como la Unión Soviética. Y además tenían el arma suprema: la bomba atómica, con la que pensaban impedir la amenaza de los tanques soviéticos cruzando la Cortina de Hierro y ocupando Europa Occidental. Cuando los soviéticos lograron la bomba atómica en 1949, en gran parte por espías comunistas infiltrados en el programa nuclear norteamericano, estos seguían conservando el predominio estratégico. Los soviéticos carecían de bombardeos pesados capaces de llevar armas atómicas hasta el territorio norteamericano. Los bombardeos estratégicos masivos sobre ciudades indefensas efectuados sobre Alemania en 1945, cuando ya se habían demostrado inútiles para forzar la rendición y que rozaban el crimen de guerra, fueron una demostración de lo que les esperaba a las ciudades rusas en una futura guerra. Por eso los soviéticos desarrollaron una serie de misiles que llevarían armas nucleares hasta Norteamérica. Lo hicieron con muy poca ayuda de los científicos alemanes que desarrollaron las V-1 y V-2, que fueron reclutados por los Aliados mayoritariamente. El hombre clave fue Serguei Koriolov, un ingeniero responsable tanto del programa de misiles balísticos como del programa espacial. Un genio del diseño que nunca obtuvo un reconocimiento público, ya que los soviéticos temían que un atentado contra él destruyera su obra. El lanzamiento del Sputnik no solamente implicó que la URSS había ganado la carrera hacia el espacio sino que también EEUU por primera vez podía ser atacado letalmente en su territorio, los misiles que llevaron al primer satélite artificial al espacio podían cruzar el Atlántico. Esa fue la razón del terror norteamericano que generó el nacimiento de la NASA, su agencia espacial. Durante finales de los ’50 y mediados de los ’60 los éxitos espaciales fueron soviéticos. En lo que hace a la Luna, hace poco recordamos los 60 años de la llegada del Luna 2, el primer artefacto humano que alcanzó otro cuerpo celeste. En octubre de 1959 el Luna 3 orbitaba por vez primera la Luna y transmitía imágenes de su cara oculta, uno de los grandes enigmas astronómicos hasta ese momento. También se adelantaron a los norteamericanos en tres grandes hitos de la exploración no tripulada del sistema solar. El 3 de febrero de 1966 la Luna 9 fue la primera sonda en tener un aterrizaje controlado y enviar imágenes y datos desde la superficie lunar por más de tres días. Luego varias misiones exitosas de orbitadores, la Luna 16 (20 de septiembre de 1970) fue la primea sonda que extrajo mecánicamente muestras del suelo lunar y las trajo de vuelta a la Tierra, hazaña que repitieron las misiones Luna 20 (febrero de 1972) y Luna 24 (agosto de 1976). Entre las 3 recogieron poco más de 300 gramos de muestras, poco en comparación con los 382 kilos de rocas que trajeron los astronautas de las misiones Apolos, pero que representaron otras regiones lunares y fueron muy importantes. Otra hazaña olvidada fue el primer rover robótico de la historia. El 17 de noviembre de 1970 la misión Luna 17 puso a rodar en la superficie lunar al Lunokhod 1, un vehículo a control remoto plagado de aparatos científicos y controlado desde la Tierra. Fueron 10 meses de recorrida y más de 10 kilómetros. Al Lunokhod 2 (enero de 1973) le fue aún mejor: en cinco meses recorrió más de 37 kilómetros. Y nos falta espacio para hablar de las misiones Zond, que pudieron culminar con cosmonautas en la Luna, pero que en septiembre de 1968 fueron las primeras naves en circunnavegar la Luna y volver a la Tierra con tripulantes vivos. Las tortugas, las plantas y los insectos de la Zond 5 se adelantaron por unos meses a los astronautas del Apolo 8 en el primer viaje tripulado a la Luna. En 1976 la URSS suspendió las misiones a la Luna, lo cual fue una verdadera lástima por los extraordinarios logros y porque los estudios lunares se abandonaron por casi 20 años. Un último capítulo de la leyenda del programa espacial soviético fueron los dos Lunokhod que nunca llegaron a la Luna pero que ayudaron a limpiar los residuos radioactivos del reactor de la central atómica de Chernobyl en el desastre de 1986, como se pudo apreciar brevemente en la famosa serie estrenada este año.
La Sociedad Lunar Argentina y la Liga Iberoamericana de Astronomía invitan a la charla “Bases lunares. Antecedentes y perspectivas”, que se llevará a cabo en la Biblioteca Popular del Paraná, Buenos Aires nº 256, el viernes 22 de noviembre a las 19 horas. Se abordarán los puntos salientes relacionados con lo que seguramente será el primer paso para la Humanidad fuera del planeta Tierra: el establecimiento en el futuro de bases (permanentes o transitorias) en la superficie de la Luna. Haremos referencia a proyectos históricos de bases lunares, a los riesgos que afrontarán los humanos en nuestro satélite, al estado actual de la tecnología relacionada y las posibilidades futuras, a los proyectos internacionales de desarrollo de ideas, a las ubicaciones selenográficas más convenientes y a la cuestión de la regulación legal actual y venidera. Combinaremos historia, astronomía y astronáutica, con el espíritu integrador que es la aspiración de la Sociedad Lunar Argentina. El disertante será Alberto Anunziato (Coordinador de la Sección Lunar de la Liga Iberoamericana de Astronomía y miembro de la SLA). La entrada es libre y gratuita.

jueves, 24 de octubre de 2019

CONFERENCIA SOBRE BASES EN LA LUNA EN PARANÁ



La Sociedad Lunar Argentina y la Liga Iberoamericana de Astronomía invitan a la charla “Bases lunares. Antecedentes y perspectivas”, que se llevará a cabo en la Biblioteca Popular del Paraná, Buenos Aires nº 256, el viernes 22 de noviembre a las 19 horas. Se abordarán los puntos salientes relacionados con lo que seguramente será el primer paso para la Humanidad fuera del planeta Tierra: el establecimiento en el futuro de bases (permanentes o transitorias) en la superficie de la Luna. Haremos referencia a proyectos históricos de bases lunares, a los riesgos que afrontarán los humanos en nuestro satélite, al estado actual de la tecnología relacionada y las posibilidades futuras, a los proyectos internacionales de desarrollo de ideas, a las ubicaciones selenográficas más convenientes y a la cuestión de la regulación legal actual y venidera. Combinaremos historia, astronomía y astronáutica, con el espíritu integrador que es la aspiración de la Sociedad Lunar Argentina. El disertante será Alberto Anunziato (Coordinador de la Sección Lunar de la Liga Iberoamericana de Astronomía y miembro de la SLA). La entrada es libre y gratuita.

sábado, 19 de octubre de 2019

RHEITA E Y RÍO CUARTO: CRÁTERES OBLICUOS EN DOS MUNDOS




Traducción del artículo aparecido en la revista “The Lunar Observer” del mes de octubre de 2019.
La explicación usual para el extraño cráter Rheita E (66 kilómetros de largo por 32 kilómetros de ancho) es que se trata de tres cráteres sobrepuestos que se habrían formado al mismo tiempo, ya que no hay rastros de paredes internas, aunque verdaderamente sigue siendo un enigma su formación. ¿Acaso podría tratarse de un cráter tangencial producido por un impacto oblicuo? La geología planetaria señala como características de un crater elongado las siguientes: bordes bajos en la dirección del impacto y en la dirección contraria, crater de forma elíptica y material eyectado concentrado en los costados, y cuando el impact es a un ángulo menor de 5°, una parte significative del impactador puede rebotar en la superficie y producir un segundo cráter elongado. Los fragmentos secundarios pueden tener hasta la mitad del tamaño del impactador inicial y conservar gran parte de su velocidad anterior al impacto, creando una fosa característica formada por la decapitación del propio impactador y no por el material eyectado.
Cráteres elongados producidos por impactos rasantes oblicuos han sido identificados, además de la Luna, en Mercurio, Venus y Marte, pero nunca no en la Tierra, hasta 1989. En octubre de ese año, el entonces Capitán de la Fuerza Aérea Argentina Rubén Lianza, volaba un avión Pampa en los cielos cordobeses cuando observó una depresión del terreno de forma peculiar, que se destacaba de los campos cultivados que la rodeaban. El ahora Comodoro (R) había descubierto una formación de varios cráteres de forma elíptica que indicaban un impacto meteorítico tangencial miles de años atrás. Rubén Lianza es astrónomo amateur, lo que lo llevó a percatarse de la importancia de lo que había descubierto.  A diferencia de la Luna, privada de atmósfera, de clima y de placas tectónicas, en nuestra cambiante Tierra son poquísimos los cráteres de impacto que conservan su forma. Y ninguno de los cráteres conocidos tiene la forma elíptica que indica el impacto de un meteorito a un ángulo muy cerrado, menos de 15 grados. El piloto de elite argentino había descubierto los primeros cráteres tangenciales en la superficie de nuestro planeta, e incluso posteriormente recogió in situ un fragmento meteorítico del tipo condrítico. Dos años después una expedición científica encabezada por Peter Schultz, de la Brown University, uno de los geólogos planetarios más importantes del mundo, confirmaba el descubrimiento de los primeros cráteres oblicuos en la superficie de la Tierra. El anuncio se hizo en “Nature” en una comunicación firmada por Rubén Lianza y Peter Schultz en el número del 16 de enero de 1992, seguida por publicaciones en “Planetary Report” and “Sky and Telescope”.  El placer de observar Rheita E fue una ocasión propicia para recordar un cráter similar en nuestro país, descubierto por un amigo. En la imagen tomada en una sesión de observación de la Sociedad Lunar Argentina, también se observa el notorio Rheita Vallis, que ha sido tradicionalmente interpretado como una cadena de cráteres secundarios formada por material eyectado durante la formación de la cuenca del Mare Nectaris.

Bibliografía:
Robert Herrick and Nancy Forsberg-Taylor: “The shape and appearance of craters formed by oblique impact on the Moon and Venus”. Meteoritics and Planetary Science 38. Nr 11, 1551-1578.
Peter Schultz and J. Kelly Beatty: “Teardrops in the Pampas”. Sky and Telescope, April 1992, 387-392.
Peter Schultz and Rubén Lianza: “Recent grazing impacts on the Earth recorded in the Río Cuarto crater field, Argentina”. Nature, Vol. 355, No.6357, 01-16-1992, 234-237.

Name and location of observer: Francisco Alsina Cardinali.
Name of feature: Rheita E.
Date and time (UT) of observation: 08-06-2019-23.21
Size and type of telescope used: 200 mm refractor.
Filter: IR-Pass 742nm
Medium employed (for photos and electronic images): QHY5-I

miércoles, 16 de octubre de 2019

Llegó el segundo número de “El Mensajero de la Luna”



Aparece un nuevo número, el segundo, del boletín de la Sociedad Lunar Argentina. Las actividades de la Sociedad Lunar, Galería de imágenes de los socios, estudios selenográficos y las Crónicas Lunares. Y nuevas Secciones. Galería Planetaria nos muestra las imágenes de los planetas del sistema solar realizadas por nuestros socios. Luna de papel nos trae la mejor literatura lunar. Y “Traducciones” ofrecerá al lector de habla hispana una traducción exclusiva cada número de un texto de interés científico relacionado con la Luna.
¡Esperamos ansiosamente sus contribuciones!
Descargalo en:

jueves, 10 de octubre de 2019

UNA VISIÓN EXPRESIONISTA DE SCHUMACHER B


Traducción del texto aparecido en la tapa de la edición de octubre 2019 de la revista “The Lunar Observer”.

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: Schumacher B.
Date and time (UT) of observation: 08-18-2019  03.30 to 04:00.
Size and type of telescope used: 105 mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105).
Magnification: 154X


A colongitud 120.7º Schumacher B gana visibilidad por dos razones: su cercanía con el terminador y las sombras que tapan completamente a su vecino más importante, Schumacher.  Me percaté que estaba observando sombras que parecían muy alargadas pero que provenían de paredes que no deben ser muy altas. Schumacher B es un cráter antiguo, casi completamente inundado por lava. Solamente pude encontrar dos imágenes de este poco conocido cráter secundario. Una perteneciente a la misión Lunar Orbiter y la segunda a la misión Lunar Reconaissance Orbiter. Con esas imágenes pude comparar lo que había dibujado con el ojo en el ocular, fascinado por las sombras muy marcadas que parecían provenir de un viejo film noir de los años 40 con la verdadera apariencia de Schumacher B. Salta a la vista que aparecía más ovalado a mis ojos de lo que lo que es en realidad. La pared oeste presenta dos puntos más altos que aparecían más brillantes en sus cimas y son los que proyectan sombras alargadas. A pesar de que las paredes parecen estar al límite de la resolución de mi telescopio, las sombras eran claramente discernibles, pero no en toda la extensión de la pared oeste. La pared este es más compleja y las sombras son más planas, seguramente por el ángulo de incidencia de la luz solar. Hacia el norte se observa un cráter secundario en terreno liso, su interior es oscuro y sus paredes brillan como un círculo luminoso, por la longitud de la sombra que proyectan deben ser altas. Y al sureste aparece un cráter pequeño en las sombras, solamente visible por su pared este. En esa zona las sombras de ese cráter parecen mezclarse con las que proyectan las elevaciones que lo separan de Schumacher y del tramo sureste de la pared de Schumacher B, interrumpido al norte y al sur por la lava que ha borrado los rasgos del interior.

martes, 8 de octubre de 2019

CRONICAS LUNARES. UN CRÁTER DEMASIADO LEJANO





Publicado el sábado 5 de octubre de 2019 en Diario Uno de Paraná, Entre Ríos.
Alberto Anunziato (Sociedad Lunar Argentina)

El despegue de la misión Apolo 14 el 31 de enero de 1971 producía una gran ansiedad en el numeroso público que asistía en directo y por televisión, en números más grandes aún que los del Apolo 11. La casi tragedia del Apolo 13, con los astronautas abortando el alunizaje y salvando sus vidas por milagro generaba mucha expectativa: un nuevo desastre auguraba un abrupto final al programa lunar. El despegue fue perfecto, pero los problemas surgieron en órbita lunar (al intentar el traspaso de Edgard Mitchell y Alan Shepard al módulo de alunizaje) y durante el acercamiento a la superficie sin datos de radar. Pero ya en la Luna habían logrado un alunizaje de precisión y una primera actividad extra-vehicular exitosa desplegando los instrumentos científicos de la misión en la superficie. Fue en la segunda actividad fuera del módulo lunar, al día siguiente, cuando comienza nuestra aventura. El plan original era una larga caminata de un kilómetro y medio desde el módulo Antares hasta un cráter de casi 400 metros de diámetro llamado Cone. Los geólogos habían planeado que los astronautas recorrieran ese camino recogiendo a intervalos regulares muestras de rocas. Cuando se produce el impacto de un meteorito, los materiales superficiales son los que se eyectan más lejos y los que pertenecen a estratos más profundos son eyectados más cerca del cráter de impacto. El plan consistía en ir recogiendo muestras hasta llegar a las grandes rocas cerca del borde, que habían sido identificadas en imágenes de las misiones Lunar Orbiter y que se consideraban  el premio mayor: obtener muestras de las capas más inferiores de la corteza lunar sin tener que cavar. Y además asomarse a las profundidades del cráter, de una profundidad de más de doscientos metros. La distancia era larga pero no inalcanzable. Los dos astronautas iban equipados con distintos instrumentos geológicos en un carrito que iban tirando alternadamente. Pronto se dieron cuenta que el mapa fotográfico que llevaban no ayudaba mucho. El contraste entre la oscuridad brutal del cielo y la luz cegadora del Sol, junto con un horizonte mucho más cercano que el terráqueo (por el diámetro reducido de la circunferencia lunar) hacía difícil la orientación. Además, esperaban un terreno llano pero era sumamente montañoso, con crestas onduladas que hacían dificultoso el andar. El carrito chocaba constantemente con las pequeñas rocas y retrocedía como lo hace un objeto en una gravedad de 1/6 de la terrestre. Empezaron a cargarlo en vez de tirar de él, pero era demasiado agotador. Cuando llegaban a la superficie de una cresta del terreno pensaban haber llegado a la ladera del deseado cráter pero se daban cuenta de que debían seguir caminando. O de que debían cambiar camino. Desde el control en tierra los instaron primero a abandonar el carrito, pero la pareja se negó, sabiendo que sin instrumentos no tenía sentido llegar al lejano cráter. Luego los instaron a volver al engañosamente cercano módulo lunar. La extraña pareja se negó y rogó. Como si fuera una película de guerra o de escape de prisión, en la que dos personas que se detestan encadenadas por la situación deben cumplir su deber a toda costa. Los dos astronautas no podían ser más distintos. Shepard, el primer norteamericano en el espacio, un héroe del Programa Mercury y un terrible altanero que alardeaba de despreciar la ciencia; Mitchell, una de las mentes preclaras del Programa Apolo y un místico que abandonaría la NASA un año después para dedicarse a la parapsicología. La extraña pareja caminaba ya exhausta y jadeante, habiendo agotado la reserva de media hora de oxígeno, y el elusivo Cráter Cone los engañaba como un espejismo. Finalmente el control en tierra les ordenó volver. Las muestras geológicas recogidas fueron de inmensa utilidad aunque no alcanzaron la deseada ladera del Cráter Cone. El análisis de las imágenes del orbitador lunar LRO, pocos años atrás, mostró el espectáculo conmovedor de sus huellas de camino a su destino. Estuvieron a veinte metros de lograrlo.

domingo, 6 de octubre de 2019

Paraná y Santa Fe se sumaron a la Noche Internacional de Observación Lunar



La Sociedad Lunar Argentina realizó observaciones telescópicas gratuitas para el público en general. En Paraná en la Plaza de Mayo, en Santa Fe en la sede del Centro de Observadores del Espacio y la Casa de Gobierno.
Un gran éxito de público y una hermosa experiencia compartida de amor por la Luna (y también observamos Júpiter y Saturno)