viernes, 22 de febrero de 2019

La Luna desde Oro Verde

Estupendas imágenes obtenidas para la Sociedad Lunar Argentina desde Oro Verde por Francisco Alsina Cardinali (Observador Lunar Destacado LIADA 2018) con un refractor de 200 mm. y una cámara QHY5-II.
Plato:
La Condamine:
Copernicus:
Aristarchus:



Mare Serenitatis:


jueves, 21 de febrero de 2019


Publicado en "Diario Uno" de Paraná el 20 de febrero de 2019

Alberto Anunziato (Sociedad Lunar Argentina)
sociedadlunarargentina@gmail.com

Gran parte de la potencia simbólica de la Luna viene del hecho de que nos muestra siempre uno de sus caras, como un rostro que nos observa entre inquietante y divertido. Este fenómeno se debe a que la Luna tarda el mismo tiempo en girar sobre sí misma (rotación) y en girar alrededor de la Tierra (traslación) y se repite con varios satélites del sistema solar. Los misterios de la Luna comenzaron a develarse con su cartografiado a partir de las observaciones telescópicas que comenzaron con Galileo, pero la cara oculta fue completamente inaccesible hasta la exploración espacial. La primera imagen del paisaje vedado a nuestros ojos se debió a una de las primeras sondas soviéticas, la Luna 3, que apenas dos años después del primer satélite, el Sputnik, sobrevoló la cara oculta en 1959. Fueron apenas 18 imágenes que cubrían un tercio de su superficie, pero alcanzó para el primer atlas de 1960, completado en 1965 con las mucho más nítidas imágenes de la Zond 3. Como el atlas fue soviético, la cara oculta tiene una cartografía dominada por nombres rusos. A los norteamericanos les corresponde el dudoso privilegio de ser los primeros en llegar a la superficie, pero con una sonda que se estrelló antes de poder enviar cualquier dato (la Ranger 4), pero norteamericanos fueron los primeros ojos humanos en verla, cuando el Apollo 8 orbitó la Luna en 1968. Uno de sus astronautas la comparó con el arenero en que jugaban sus hijos, completamente caótica y sin definición. Lo cierto es que contrariamente a lo que todos esperaban, la cara oculta es muy diferente en apariencia a la cara visible. Estados Unidos y la Unión Soviética tuvieron en simultáneo planes para detonar armas atómicas en la cara oculta al finalizar la década de los 50, como desagradables alardes de fuerza.
La cara oculta de la Luna ahora está de moda, desde que el 3 de enero de 2019 China logró el primer alunizaje controlado en ella, con la nave Chang’e 4, de la que luego emergió el rover Yutu 2 que ya se encuentra avanzando en lo ignoto. Las imágenes impactan y la potencia asiática orgullosamente está renovando la carrera espacial. La cara oculta es un lugar interesante desde muchas perspectivas, sobre todo geológicas, pero también económicas. Supuestamente en la superficie de la cara oculta hay mucho más Helio 3 que en la cara visible, y el Helio 3 podría ser el combustible estrella del futuro.
El gran peligro de la cara oculta de la Luna es que las naves que orbitan nuestro satélite pierden todo contacto con la Tierra al dejar la cara visible porque en el camino de las ondas de radio entre ellas y la Tierra se interpone la Luna. China lo solucionó poniendo un satélite (el Queqiao) que funciona como estación de retransmisión en una órbita tal que permite contacto permanente entre el sitio de alunizaje y la Tierra.
 Antropológicamente, la cara oculta de la Luna alcanza una dimensión mítica al ser el escenario de las horas más solitarias que ningún humano haya tenido. Cuando la misión Apolo 11 se dividió entre el módulo lunar “Eagle” con Neil Armstrong y Buzz Aldrin como los primeros en tocar la superficie de la Luna, y el módulo de comando que orbitaría hasta el acoplamiento del módulo lunar y la vuelta a la Tierra, el piloto de éste, Michael Collins pasó 21 horas en solitario, ocupado con las incontables tareas de la misión y preocupado por la suerte de sus compañeros. Esa soledad era un record: fue el humano que más lejos vivió de todos sus congéneres: al encontrarse en la cara oculta Collins estaba a 3.585 kilómetros de Armstrong y Aldrin en la superficie y mucho más lejos del resto de la humanidad. Ya los periodistas se habían percatado de que Collins sería el hombre más solitario de la historia en la cara oculta de la Luna y éste se había burlado del mote como “filosofía barata”.  De ahí proviene la expresión norteamericana que traducida a nuestro español sería “más solo que Michael Collins”. A su vuelta negó haberse sentido solitario, dijo que era consciente de ser parte de la misión. Quizás el espíritu militar que EEUU quiso imprimir a las misiones Apolo, sobre todo a las primeras, en cierta manera cohibió a Collins de manifestar la inquietud que todos suponemos que siente quien queda completamente solo, en silencio (las comunicaciones se cortan abruptamente en un determinado punto) y contemplando el negro cielo estrellado. El comandante del módulo de comando del Apollo 15, Al Worden, en la misma situación de Collins dijo que cortar las comunicaciones con la Luna y la Tierra le permitió disfrutar el momento. El propio Collins en su autobiografía publicada en 1973 reconoce una cierta inquietud en esos momentos de soledad absoluta, y muchos años después reconoció que lidiaba mentalmente con la posibilidad de que el módulo de descenso no pudiera retornar desde la superficie lunar y tuviera que dejar allí a sus dos compañeros. Como si fuera el guión de un western, sabía que en ese caso sería un hombre marcado para toda la vida por lo que se había visto obligado a hacer.


En esta fotografía que Michael Collins tomó desde el módulo de comando de la misión se encuentra reunida toda la humanidad menos él: Armstrong y Aldrin viajan a la Luna en el módulo “Eagle” y el resto de la humanidad en último plano: nadie ha estado más solo que Michael Collins.

“Crónicas lunares” es una serie de artículos de divulgación que forma parte del programa “La Luna y nosotros”, destinado a celebrar los 50 años del alunizaje del Apolo XI y la llegada del hombre a la Luna. En ese marco, se hará la presentación oficial de una nueva asociación astronómica dedicada específicamente a los estudios lunares, la Sociedad Lunar Argentina (SLA), nacida bajo el padrinazgo de la Liga Iberoamericana de Astronomía y el Centro de Observadores del Espacio de Santa Fe. Las actividades de la SLA se desarrollarán en sus sedes de Paraná y Santa Fe y comenzarán el 1º de marzo con las conferencias “Observación y exploración lunar: pasado, presente y futuro” (Alberto Anunziato), “Movimientos Lunares” (Prof. Dr. Raúl Roberto Podestá) y “Un reloj en la Luna” (Dr. Roberto Aquilano). Esta actividad se llevará a cabo en el salón de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos (San Martín nº 553, frente a Plaza Alvear, Paraná) a partir de las 19, con entrada libre y gratuita.

martes, 12 de febrero de 2019

Un nuevo grupo de estudio para los amantes de la Luna

Publicado el día sábado 8 de febrero de 2019 en el diario "Uno" de Paraná, Entre Ríos, Argentina.



El 1º de marzo a las 19 horas se constituirá en Paraná la Sociedad Lunar Argentina, con la presencia de astrónomos profesionales y amateurs. Habrá tres conferencias destinadas al público en general.

La Luna ha acompañado al hombre desde siempre, como un símbolo de cambio (por sus fases) y de permanencia (siempre desaparece, siempre vuelve). También ha sido la depositaria de sus deseos más fervientes por alcanzar otros mundos, al ser el más cercano. La observación lunar ha tenido una importancia fundamental en la evolución de la astronomía y de la cultura misma. Primero a simple vista, calculando con precisión sus fases y movimientos, al punto de poder predecir los eclipses incluso partiendo de un modelo geocéntrico erróneo. La primera observación telescópica de la historia, por Galileo, fue de la Luna. Saber cómo era su superficie fue el primer impulso de conocimiento de la astronomía moderna y saber que tenía una superficie que compartía características con la Tierra-en vez de ser un astro puro y perfecto-inició la revolución que desplazó al hombre del centro del universo. Desde entonces, la observación lunar fue la más fructífera de todas, por 300 años sagaces observadores construyeron mapas con detalles de ese mundo al alcance del telescopio pero irritantemente lejano. Las mismas misiones espaciales que llevaron a los humanos a la Luna le deben más a la observación visual cuidadosa que a las pobres imágenes de las sondas de las décadas de los 50 y 60. Las misiones Apolo y las más modestas Lunokhod soviéticas resolvieron muchos de los misterios de la Luna, pero no todos. Sin embargo la astronomía lunar pasó de moda, primero con misiones como Pioneer y Cassini a los planetas exteriores y luego con la fascinación actual por la cosmología y la estructura del universo. Hasta el mismísimo Carl Sagan calificó a la Luna de “aburrida”. El auge de la astrofotografía desplazó a la observación visual, que implica conocer lo que se está observando, y la Luna pasó a ser un paisaje.
Pues bien, la Luna no es aburrida. La observación planetaria es la única que permite asomarse con un simple telescopio de aficionado a los detalles de un astro y además, los planetas y satélites se encuentran en un perpetuo cambio, por lo que cada observación es única. La Luna goza de esas ventajas superlativamente: los contrastes entre zonas en oscuridad y zonas iluminadas son dramáticos y la región por donde pasa dicho límite (el terminador) cambia conforme avanzan los minutos. Si agregamos los cambios que se producen por el movimiento de libración, cada observación registra un paisaje lunar que no se repetirá o se repetirá después de muchos años.
Y además son muchos los enigmas lunares, desde su misma formación. Pero muchos de esos enigmas necesitan de información obtenida de la observación. Sondas como “Lunar Orbiter” o “Lunar Reconnaissance Orbiter” fotografiaron la totalidad de la Luna en detalle, pero con la luz solar incidiendo frontalmente, lo que excluye las sombras que cambian el paisaje constantemente. Todavía no sabemos cuántos cráteres tienen particularidades en su suelo como zonas de distinta coloración o bandas brillantes, hasta donde se extienden con precisión los rayos brillantes de cráteres como Copernicus o Tycho, cuantos domos (algo así como volcanes extintos) hay o si realmente existen esas iluminaciones u oscurecimientos repentinos, imprevisibles y de poca duración llamados “Fenómenos Lunares Transitorios”. Y lo más excitante es que la observación meticulosa por aficionados con pequeños telescopios desde cielos urbanos es de suma utilidad para acumular información que permita resolver estos misterios.
Para promover la observación lunar entre una amplia gama de aficionados, desde el que recién se inicia al más experimentado, la Liga Iberoamericana de Astronomía (LIADA) y en particular su Sección Lunar decidió lanzar la Sociedad Lunar Argentina.
Pero además queremos difundir una de las más grandes aventuras humanas, que pensamos que conocemos pero desconocemos: la exploración espacial y en particular las misiones Apolo y sus alunizajes tripulados, devolverles su perdida carga simbólica. Podrá ser una utopía querer que los niños vuelvan a soñar con ser astronautas cuando sean grandes, pero nada malo hay en reivindicar la aventura y la sed de conocer y viajar. Promover la exploración de la Luna, con el mismo espíritu de las viejas sociedades que en los treinta promovían los viajes espaciales cuando todos pensaban que eran imposibles.
La Sociedad Lunar Argentina (SLA) nace con el mismo espíritu de asociaciones astronómicas especializadas como International Meteor Organization (IMO) para la observación de meteoros o la Association of Lunar and Planetary Observers (ALPO) para la observación de planetas y la Luna. En América Latina la norma son las asociaciones astronómicas que hacen difusión u observación de la astronomía en general, y no suelen contemplar la importancia filosófica y antropológica de la astronomía como madre de las ciencias. Nosotros intentaremos rescatar la astronomía y la exploración espacial del encasillamiento en las ciencias duras y reflexionar sobre cómo moldean nuestra cosmovisión. Y, sobre todo, promover la observación lunar, que permite que todos aportemos nuestro granito de arena al conocimiento del que seguramente será el segundo hogar de la humanidad.
En nombre de la Liga Iberoamericana de Astronomía y de la Sociedad Lunar Argentina extendemos al público en general la invitación a sumarse al inicio de esta aventura, que será en el salón de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos (San Martín nº 553, frente a Plaza Alvear) a partir de las 19. Se podrán disfrutar tres conferencias: “Observación y exploración Lunar: Pasado, presente y futuro” (Alberto Anunziato), “Movimientos Lunares” (Prof. Dr. Raúl Roberto Podestá) y “Un reloj en la Luna” (Dr. Roberto Aquilano).
La entrada es libre y gratuita y no se necesitan conocimientos astronómicos, solamente ganas de explorar.

Recuadro aparte
La más genuina experiencia de observación siempre será a través del ocular de un telescopio. Nuestra región tiene el privilegio de contar con el Observatorio de Oro Verde de la Asociación Entrerriana de Astronomía (AEA), en el que el público puede acceder a las maravillas de nuestro cielo, incluida la Luna. Todos los sábados de 21 a 23 horas, siempre que no esté nublado. La AEA es además pionera en la observación lunar.

LOS OBSERVADORES LUNARES DE LA LIADA EN “THE LUNAR OBSERVER” DE FEBRERO 2019



Cumplimos 43 meses seguidos de observaciones reportadas y aprobadas por ALPO y publicadas en su revista especializada de temática lunar: “The Lunar Observer”.
La revista se puede descargar de la web de ALPO:  http://moon.scopesandscapes.com/tlo.pdf y también del siguiente link:
En la página 7 se publica el dibujo y el texto de Alberto Anunziato de Ansgarius P y C, que ya compartimos en una entrada anterior.
En “Lunar topographical studies” se mencionan las siguientes observaciones (pág.11):
OBSERVATIONS RECEIVED
ALBERTO ANUNZIATO - ORO VERDE, ARGENTINA. Drawing of Ansgarius.
SERGIO BAMBINO - MONTEVIDEO, URUGUAY. Digital images of Mare Serenitatis & Mare Tranquilitatis.
JAIRO CHEVEZ - POPAYÁN,COLUMBIA. Digital images of Aristarchus, Mare Crisium, Maurolycus, Montes Apenninus, Plato, Tycho & Walther.
HOWARD ESKILDSEN - OCALA, FLORIDA, USA. Digital images of eclipsed Moon (28).
ROBERT HAYS - WORTH, ILLINOIS, USA. Drawings of Eutecmon & Plato.
RICHARD HILL – TUCSON, ARIZONA, USA. Digital images of Apollo 14 area, Eudymion, Fra Mauro (2), Mare Crisium & Montes Caucasus.
DAVID TESKE - LOUISVILLE, MISSISSIPPI, USA. Digital images of full Moon & Lacus Mortis.

Y se seleccionaron para ilustrar la sección imágenes de Sergio Babini (páginas 11 y 12):
Mare Tranquilitatis:



Mare Serenitatis:
Y de Jairo Chavez (páginas 12 y 13)
Maurolycus:
Montes Apenninus:
Walther:

sábado, 9 de febrero de 2019

ANSGARIUS P Y ANSGARIUS C EN EL TERMINADOR


Traducción del texto aparecido en la página 7 de la edición febrero 2019 de The Lunar Observer


Las luces aisladas en la cercanía del terminador son extrañamente fascinantes. Ya Hevelius en su Selenographia del año 1647 sabía que era la luz del Sol iluminando primero los puntos más altos de la zona, pero cada vez que las veo siguen ejerciendo sobre mí un cierto encanto. Y cuando las luces parecen flotar entre el limbo y las cercanías de la Luna, la escena es deliciosa. Así fue el 23 de diciembre de 2018, entre las 05.15 y las 05.30 TU, cuando la Luna estaba iluminada al 99.8% (colongitud 97.3º). Parecían flotar sobre el limbo este unas luces alargadas. Con la Luna brillando tanto no era fácil distinguir el accidente al que pertenecían esas zonas iluminadas, por lo que recurrimos al accidente más notorio de la zona (Langrenus) para ir acercándonos al cráter buscado. La franja brillante más al norte corresponde a la pared oeste de Ansgarius, evidentemente la más alta, como puede comprobarse en la imagen de la Lunar Reconnaissance Orbiter correspondiente a Ansgarius y La Pérouse del LRO-WAC global moon mosaic, en la que sólo esta pared proyecta sombra. Las siguientes zonas brillantes en la oscuridad se corresponden con las estribaciones montañosas que se extienden hasta Behaim, en la última de ellas incluso se percibe la sombra del interior de un pequeño cráter innominado. Hacia el oeste nos encontramos las dos cráteres más definidos de la imagen, Ansgarius P hacia el norte, de 10 kilómetros de diámetro, y Ansgarius C, de 14 kilómetros de diámetro, hacia el sur. Las paredes este de ambos brillan, mientras el lado oeste se encuentra en sombras. Con tanta luminosidad en las tierras altas del limbo este no fue fácil distinguir detalles en las pequeñas elevaciones que durante la observación se insinuaban entre Ansgarius P y C, con sombras modestas en las laderas oeste, elevaciones que se pueden confirmar en la imagen de la LRO antes mencionada.
Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).
Name of feature: Ansgarius P-Ansgarius C.
Date and time (UT) of observation: 12-23-2018  05.15 to 05:30.
Size and type of telescope used: 105 mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105).
Magnification: 154X