lunes, 18 de marzo de 2024

OBSERVACION DEL ECLIPSE PENUMBRAL DEL 25 DE MARZO

 

En ocasión del próximo eclipse lunar del día 25 de marzo, desde la Sección Lunar de la Liga Iberoamericana de Astronomía y la Sociedad Lunar Argentina invitamos especialmente a participar del proyecto del astrónomo Giovanni Di Giovanni del Osservatorio Astronomico Colle Leone (L’Aquila, Italia), quien estudia la relación entre la variación de la luminosidad de la Luna en un eclipse con la transparencia de la atmósfera terrestre, especialmente en la cercanía temporal de erupciones volcánicas importantes. Para eso el procedimiento, sumamente sencillo (puede o no usarse telescopio, siempre que en la imagen esté la Luna completa), consiste en tomar imágenes de la Luna, siempre con el mismo instrumento (diámetro y distancia focal), siempre con el mismo ISO, sin filtros, en la siguiente secuencia:  al menos dos imágenes antes del eclipse (entre las 4.30 y las 4.50 TU), al menos 3 imágenes cerca de la fase máxima (que es a las 7.12 TU) y al menos 2 imágenes después del eclipse (luego de las  9.32 TU). Las imágenes no deben ser procesadas.

Los horarios indicados son en Tiempo Universal (para Argentina, por ejemplo, restar 3 horas).

Las imágenes deben ser enviadas a sociedadlunarargentina@gmail.com y/o albertoanunziato@yahoo.com.ar

domingo, 17 de marzo de 2024

EL “MURO ENIGMÁTICO” DE TROUVELOT EN EUDOXUS

 


Traducción del texto aparecido en “The Lunar Observer” de marzo 2024

Leyendo “The Moon”, de Thomas Elger, para documentarme en la redacción del texto sobre Lacus Mortis para la sección Focus On de este mes, me encontré con este sintagma “murs enigmatiques”: “Hace unos años, M. E. L. Trouvelot de Meudon llamó la atención sobre una curiosa aparición que observó en relación con ciertas grietas cerca del terminador, a saber, hilos de luz extremadamente atenuados en sus lugares y en sus aparentes prolongaciones. Lo observó en la llanura circular de Eudoxus, cruzando el lado sur del suelo de pared a pared; y también en relación con la prominente hendidura que va desde el lado norte de Burg hasta el oeste de Alexander, y en algunas otras situaciones. A estos fenómenos los denomina “Murs enigmatiques” (página 26). Para alguien con una mente imaginativa, con un gusto por lo misterioso y lo antiguo, este sintagma (y sobre todo el adjetivo “enigmatique”) fue irresistible. Empecé mi búsqueda por internet y en el buscador apareció un muy interesante texto de Nigel Longshaw (“Trouvelot’s threads: the “murs enigmatiques” of Etienne Leopold Trouvelot”) en Journal of the British Astronomical Association, vol.117, no.4, p.187-191 (https://adsabs.harvard.edu/full/2007JBAA..117..187L ). Este texto trata por extenso el reporte de Trouvelot de un “fenómeno inusual que nunca había notado antes”. Trouvelot publicó sus observaciones de Eudoxus (y otros cráteres) en la famosa revista “L’Astronomie”, dirigida por Camile Flammarion, en el número de junio 1885, disponible en internet en https://archive.org/stream/lastronomie03flamgoog/lastronomie03flamgoog_djvu.txt . Longshaw utiliza la traducción al inglés del texto de Trouvelot realizada por Richard Braum (y nosotros también la utilizaremos). Trouvelot se encontraba observando la Luna con su refractor de 6.75 pulgadas el 20 de febrero de 1877 cuando observó en el cráter Eudoxus “un hilo fino y brillante que cruza la parte sur del cráter en línea recta, permaneciendo de ancho uniforme a su paso de un lado al otro. En el oeste, sin embargo, no llegó hasta el borde del cráter, que en este lugar forma una pequeña hendidura, sino que estaba separado de él por una estrecha brecha. Hacia el este, el hilo brillante llegaba hasta el borde del cráter. La mitad occidental de este hilo brillante estaba bordeada por sombras a ambos lados, mientras que la parte oriental estaba sin sombras en su lado sur”. Esta descripción complementa la discusión de Trouvelot (así como todo lo anterior) que vemos en la IMAGEN 1. En observación posterior, más de un año después, Trouvelot (en el mismo texto) afirma que no ha podido distinguir la línea brillante, hasta que en su lugar “en el fondo del cráter, se podía distinguir algo que daba la impresión de una fractura en el lugar exacto donde había visto el hilo brillante. Este misterioso muro nunca más ha sido visto”

La primera explicación que se le ocurrió a Trouvelot es que “Existía una ruptura recta y muy profunda en la pared occidental de Eudoxus y que la luz del sol al pasar por esta abertura iluminaba el fondo del cráter, y así formaba el hilo luminoso recto que hemos observado”. Esta explicación es plausible, y Longshaw reporta casos de observaciones comparables de franjas luminosas originadas por brechas en las paredes de cráteres en Torricelli (del propio Longshaw), Hesiodus (Koch), Elger (Cichus-Weiss) y otros- Eso sí: “Debido a que la formación de un estrecho hilo de luz depende probablemente de una correspondiente "interrupción" estrecha en un accidente que proyecta sombras, entonces las circunstancias de iluminación y geometría solar, lunar y terrestre deben ser favorables. El fenómeno es más evidente cuando el “hilo” iluminado cae sobre una superficie más lisa, como un Mare o el suelo liso de un cráter” (Longshaw). Trouvelot descartó en el texto original la hipótesis del rayo de sol que pasa por un brecha de la pared de Eudoxus por otros dos motivos: “En primer lugar, si el rayo brillante observado se debía al paso de los rayos solares a través de un espacio recto, no se vería por qué el hilo luminoso sería más brillante que las partes de la superficie que eran contiguas y recibían igual cantidad de luz. Además, no se puede apreciar cómo la sombra de la vertiente occidental del cráter pudo prolongarse hasta la cima de la vertiente opuesta, ya que en ese momento el sol ya estaba a más de 20 grados sobre el horizonte en este lugar”. Trouvelot se inclina por pensar que se trata de una especie de muro: “existen sobre nuestro satélite muros tan largos, tan estrechos y tan elevados como el que se supone que existe en Eudoxus para explicar el fenómeno observado, y se conocen muchos de estos muros que hemos dibujado y observado muchas veces. Cosa curiosa, los muros lunares que hemos observado se encuentran, precisamente, como el de Eudoxus, sobre la trayectoria de ciertas fracturas” (esta traducción de Trouvelot me pertenece, así como las que siguen), que pasa a enumerar: una que va de Bürg a Mare Serenitatis, otra en el macizo de Aristarchus, otra al este de Rhaeticus (sería interesante ver estos ejemplos que Trouvelot afirma que podrían ser similares al muro que habría observado en Eudoxus).

Hay un pequeño detalle, en palabras de Trouvelot: “si el fenómeno observado era un muro que atravesaba el cráter, cómo se explica por qué este muro, tan fácilmente reconocible el 20 de febrero de 1877, ha pasado desapercibido y no ha vuelto a ser observado. Estamos en presencia de un dilema que no es fácil de resolver”. Verdaderamente este muro es muy enigmático. Dice Longshaw: “El “hilo de luz” de Trouvelot debe haber caído sobre las paredes escalonadas del cráter y el áspero suelo roto de Eudoxus y, como tal, uno habría esperado que fuera “roto” por el terreno sobre el que cayó. Por esta misma razón, el fenómeno que Trouvelot observó en Eudoxus, y que le llevó a creer que lo que vio era un elemento iluminado parecido a una pared, sigue siendo un misterio. Sin duda, valdría la pena intentar repetir su observación en las condiciones adecuadas”. Y esto se realizó, como veremos. Y no es uno, sino ¡varios muros enigmáticos!

En el número de diciembre de 2022 de The Lunar Observer (páginas 65/66, correspondientes a la sección “Lunar Geological Change Detection Program”), aparece una observación visual nuestra de Eudoxus analizada por Tony Cook (Coordinador de la Sección). El requerimiento venía de la British Astronomical Association, a partir Nigel Loonshaw (autor del texto que citamos en extenso) y consistía en “detectar zonas brillantes y accidentes lineales dentro de la sombra de la pared este al amanecer”. Tony examina mi reporte sobre las zonas iluminadas dentro de la sombra en Eudoxus, comparándolo con una imagen anterior de Brandon Shaw, como vemos en la IMAGE 2.



Eudoxus orientado con el norte en la parte superior. (Izquierda) Un boceto de Alberto Anunziato realizado el 2 de octubre de 2022 UT 23:20-23:30. (Derecha) Una imagen de archivo de Brendan Shaw (BAA) realizada el 8 de mayo de 2003 UT 22:49. El boceto de Alberto (Fig. 1 – Izquierda), respaldado por una imagen de archivo anterior de Brendan Shaw (Fig. 1 – Derecha) muestra de hecho un par de características de luz lineales en la sombra en el lado este del cráter. Sigue siendo discutible si esto explica satisfactoriamente los puntos brillantes y las características lineales en la sombra o el “efecto de línea de luz”, pero al menos tenemos algunas observaciones adicionales para respaldar cualquier teoría”.

Más allá de la inexactitud en el dibujo de la forma del cráter en mi dibujo, vemos que en lo esencial las líneas brillantes (no tan brillantes como la que describe Trouvelot) coinciden. Las dos grandes líneas en la zona norte de la sombra proyectada por la pared este coinciden casi exactamente. La situada más al norte en la fotografía de la derecha parece englobar la zona que en el dibujo de la izquierda se muestra como una pequeña muesca, como si la fotografía de la derecha mostrara una fase inmediatamente posterior de la iluminación del dibujo de la izquierda, de manera que la zona iluminada se hubiera agrandado y fundido con la línea más al norte. La otra línea larga, más al sur, es idéntica en ambas imágenes, incluso se interrumpe a la misma altura. Y más hacia el sur una pequeña muesca en el dibujo de la izquierda aparece como una muesca un poco más grande, como una especie de rectángulo. En la imagen de la derecha de IMAGE 2 pareciera haber una línea muy poco brillante dentro de la sombra, que corriera paralela a la pared este, pero no alcanzamos a distinguirlo con certeza como las demás.  Esto quiere decir, más allá de muy pequeñas diferencias entre las zonas brillantes dentro de la sombra, que no se trata de un fenómeno inusual sino que es la apariencia normal de Eudoxus en esa fase de iluminación.



IMAGE 3 ilustra la topografía de Eudoxus (del LROC Quickmap). No se encuentra a simple vista una correlación obvia entre el relieve sumamente accidentado del suelo de Eudoxus con las líneas brillantes de IMAGE 2. La solución de Elger (“Son muy comunes las aparentes prolongaciones de hendiduras en forma de hileras de montículos o pequeñas elevaciones”) es bastante plausible y, entiendo, es cercano a la solución propuesta por Longshaw según Cook.

Los “murs énigmatiques” de Etienne Trouvelot tuvieron repercusión en la astronomía lunar como en la literatura sobre lo misterioso. ¿Y a quién no le gusta bucear en estos antiguos libros, llenos de cantos de sirena de hechos extraños? Al final de cuentas, somos muchos los que hemos estado en la misma situación que Edgard Alan Poe “upon a midnight dreary, while I pondered, weak and weary, over many a quaint and curious volume of forgotten lore” (The Raven). Quizás la referencia más famosa es Charles Fort, quien en New Lands pretende que lo que vio Trouvelot es una especie de señal luminosa en la Luna, haciendo trampa con la traducción del texto en francés, dice en capítulo 23: “En la noche del 20 de febrero de 1877, el señor Trouvelot, del Observatorio de Meudon, vio en el cráter lunar Eudoxus, que, como casi todos los demás centros de aparente señalización, se encuentra en el cuadrante noroeste de la Luna, una fina línea de luz (L'Astronomie, 1885-212). Era como un cable luminoso tirado a través del cráter”. Traduce “mince filet lumineux” (bien traducido por Longshaw como “thin bright thread”) por “luminous cable”, introduciendo un “element tecnológico” totalmente extraño a la observación original. ¡Cuantos supuestos misterios no son otra cosa que manipulación del texto original que se repiten ad aeternum! También es verdad que Trouvelot pareciera jugar con la idea cuando finaliza su artículo con las siguientes palabras (referidas a otro muro distinto): “El largo considerable de este muro, su regularidad perfecta y la curva atrevida que realiza alrededor del cráter (como parece) para evitarlo, hacen de esta formación lunar un objeto sumamente notable, que lo hacen semejante a una especie de viaducto gigantesco del que más de un ingeniero estaría orgulloso”. La astronomía del siglo XIX solía ser osada en sus suposiciones, lo que llevó a considerables errores como los canales de Marte, aunque también es cierto que le debemos mucho a su esfuerzo titánico de observación. Es un desafío interesante comprobar la causa de estas líneas brillantes en el suelo de Eudoxus que se repiten cíclicamente, coincidan o no con el “mur enigmatique” de Etienne Trouvelot.

miércoles, 13 de marzo de 2024

CAFÉ LUNAR: CRÁTERES DE COLAPSO Y TUBOS DE LAVA

Este viernes continúa Cafe Lunar Aniversario, esta vez descendemos a las cavernas de la Luna, como siempre desde nuestro canal en Youtube:


 

martes, 5 de marzo de 2024

DORSA GEIKIE Y DORSA MAWSON


 

Traducción del texto aparecido en “The Lunar Observer” de enero 2024

 

En la parte central de su borde oriental, Mare Fecunditatis tiene dos dorsa que cerca del terminador presentan una vista muy interesante: Dorsa Geikie y Dorsa Mawson. Ambos corren concéntricos a la orilla de Fecunditatis, Garfinkle, en Luna Cognita, nos dice que: “En los maría oblongos, como Fecunditatis y Oceanus Procellarum, los dorsa tienden a correr de norte a sur por el centro de estos maría, posiblemente siguiendo líneas de fractura. Una teoría adicional sostiene que los dorsa son en realidad estrechos flujos de lava que emanan de las chimeneas de los cráteres”.  Para encontrar nuestra zona, hay que buscar a Langrenus, al norte hay 3 cráteres en un racimo de cráteres: Atwood, Naonobu y Bilharz (borde Izquierdo de IMAGE 1) y al oeste se encuentra primero Dorsa Mawson de 180 kilómetros de longitud), luego Lindbergh (13 kilómetros de diámetro), más hacia el oeste viene Dorsa Geikie (240 kilómetros de longitud) y más al oeste encontramos Ibn Battuta (12 kilómetros de diámetro). De los 3 cráteres nombrados primero no vamos a ver casi nada, ya que el terminador pasa exactamente sobre ellos, solamente vemos el brillo de la pared oeste de Bilharz.

Comenzamos con Dorsa Mawson, al este (izquierda de IMAGE 1). Garfinkle lo describe así: “Dorsa Mawson, al sureste de los cráteres Ibn Battuta y Lindbergh en Mare Fecunditatis, es un buen ejemplo de una cresta fibrosa platicúrtica. El dorsum ancho y bajo se extiende a lo largo de unos 180 km (111,84 millas) en dirección generalmente noreste desde el arco oriental del cráter fantasma Goclenius U. El extremo norte del dorsum consta de al menos dos dorsa paralelas”. Goclenius U no aparece en IMAGE 1, no recuerdo haberlo observado, pero estaba preocupado por registrar dorsa y probablemente no fui lo suficientemente atento. Tampoco pude resover los dos segmentos paralelos del extremo norte. Tanto Goclenius U como la bifurcación en el norte pueden verse perfectamente en la IMAGE 2, que pertenece a la página 76 del Volumen 1 del “Photographic Lunar Atlas for Moon Observers” de Kwok Pau. Ya he mencionado frecuentemente en textos anteriores que esta obra, además de todas sus demás cualidades, posee la mejor colección de imágenes de dorsa que conozco. Por lo que cuando trato de interpretar las sombras y brillos que observo con mi pequeño telescopio recurro en primer lugar a la imágenes del Atlas de Kwok. Veamos entonces un poco sobre la topografía de Dorsa Mawson. La IMAGE 3 es un detalle de IMAGE 2. En IMAGE 1 la sombra del margen oriental es bastante profunda mientras que la cresta, o más bien los segmentos de la cresta, pasan por el margen occidental, en IMAGE 1 vemos tres segmentos de cresta, de norte a sur: un segmento paralelo al margen, un segundo paralelo al margen pero que parece bifurcarse hacia el centro, y un tercer segmento que corre en echelon respecto al arco.  Cuando las crestas se encuentran en un patron en escalera respecto al arco son más difíciles de observar que las crestas que corren de norte a sur, por lo que es interesante haberlas observado sobre Dorsa Mawson. IMAGE 3 es una ampliación de IMAGE 2, en la que marcamos los tres segmentos que coinciden con las zonas brillantes marcadas en IMAGE 1. IMAGE 3 nos presenta un fascinante panorama de la compleja topografía de Dorsa Mawson, con numerosas crestas secundarias en el margen este, opuesto al margen por el que corren las crestas principales. Sabrán perdonar la incorrecta ubicación del cráter Lindbergh en la IMAGE 1, si ven la IMAGE 2, se encuentra más al norte de lo que lo dibujé.



Hacia el oeste de Lindbegh, y al este de Ibn Battuta, se encuentra nuestro segundo dorsa: “Al norte de Dorsa Mawson se encuentra el suave arco de Dorsa Geikie, otro dorsum con forma de cuerda muy baja y de múltiples ramificaciones. Al oeste de Dorsa Geikie hay un dorsum bajo sin nombre que divide y forma el contorno de una cadena de tres cráteres fantasma sin nombre” (Garfinkle). El dorsa bajo al que se refiere Garfinkle al oeste de Geikie aparece tanto en IMAGE 1 como en IMAGE 2. Dorsa Geikie es más delgado y largo que Mawson y además tiene otro segmento paralelo, hacia el oeste. Si vemos la IMAGE 2 observamos que presenta una zona central más ancha, que tambien vemos en IMAGE 1, y que su cresta parece correr por su margen este, salvo en la zona central ancha donde parece haber una cresta en cada margen. En IMAGE 1 registré la cresta del margen occidental en la zona ancha central y luego más al norte una cresta más delgada sobre el margen oriental. La cresta occidental incluso proyecta su propia sombra, paralela a la sombra del margen oriental del arco. IMAGE 4 es otro detalle de IMAGE 2 y muestra que, efectivamente, la cresta occidental en la zona central ancha de Dorsa Geikie, es muy brillante, mientras la cresta del margen oriental no es tan brillante y parece más uniforme (IMAGE 5, otra ampliación de IMAGE 2).

Al momento de registrar la observación hubo algunos detalles “no-dorsa” que llamaron mi atención. En la zona entre ambos dorsa, al norte de Lindbergh, se veía muy nítidamente una mancha oscura con forma de crater, con la tonalidad de sombra que suele indicar una depresión. Por su ubicación en IMAGE 1, podría ser la zona marcada con el número 1 en IMAGE 6. ¿Un cráter enterrado? En los días que siguen trataré de profundizar. Un poco más al norte había una zona brillante que proyectaba sombra, con la típica forma de relieve que sobresale de la lava. Por su ubicación podría ser la que marcamos con el número 3, aunque no parece que dicha elevación pudiera brillar tanto. Lo mismo podríamos decir del punto brillante entre Lindbergh y Dorsa Mawson en IMAGE 1, que podría coincidir con el no muy destacado punto 1 en IMAGE 6. IMAGE 7, al igual que IMAGE 6, es una ampliación de IMAGE 2. En ella vemos otro detalle intrigante de IMAGE 1: una zona con forma circular con la tonalidad de sombra propia de depresiones en el terreno y con forma de otro crater enterrado, se encuentra al suroeste de Bilharz y su sombra se funde  con la que proyecta el dorsa vecino. Lo que podría ser el borde noreste de dicho possible crater brillaba de manera similar a como se veía la franja de la pared oeste de Bilharz. En el interior se veía una serie de puntos brillantes, con diferencias de brillo,  algunos con sombra, como si fueran montículos (más brillantes que domos) que delimitaran el borde de este supuesto crater. En IMAGE 7 marcamos los detalles de esta zona: la flecha 1 marca la pared occidental de Bilharz, que marca la frontera del terminador en IMAGE 1, la flecha 2 la zona brillante que podría ser pared noreste del supuesto cráter enterrado, y los círculos marcan zonas altas que podrían coincidir con las marcadas en la IMAGE 1 (en la que aparecen 5, mientras que en IMAGE 7 vemos 4). En IMAGE 7 la zona más brillante (a la izquieda, arriba) coincide claramente con la zona más brillante observada en IMAGE 1.

Sin dudas una zona fascinante, que desmiente el carácter de anodino y aburrido que suele adjudicársele a Mare Fecunditatis.    

 






IMAGE 1:

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: DORSA GEIKIE AND DORSA MAWSON

Date and time (UT) of observation: 2023-12-30 05.10 to 05.45

Size and type of telescope used: 105 mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105).

Magnification: 196X

IMAGES 2 TO 7: KWOK PAU

 


viernes, 1 de marzo de 2024

FESTEJAMOS LOS 5 AÑOS DE LA SOCIEDAD LUNAR ARGENTINA

 

Hoy hace 5 años… sucedía esto:

El día 1º de marzo de 2019, en la ciudad de Paraná, Provincia de Entre Ríos, quedó inaugurada la Sociedad Lunar Argentina, una nueva asociación astronómica especializada en los estudios lunares. Los objetivos de la Sociedad Lunar Argentina (SLA) pueden resumirse en la promoción y la difusión de la observación y la exploración lunar. Tendrá su sede en las ciudades hermanas y vecinas de Santa Fe y Paraná. Esta iniciativa no hubiera sido posible sin el apoyo institucional de la Liga Iberoamericana de Astronomía (LIADA) y del Centro de Observadores del Espacio (CODE) de Santa Fe y el patrocinio del Observatorio Nova Persei II de la ciudad de Formosa y la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral.

El acto inaugural contó con una nutrida concurrencia. Además del público en general asistieron miembros de la LIADA, del CODE de Santa Fe, del Taller Astronómico “Alfa Centauro” de Sunchales (Santa Fe), del Observatorio Nova Persei II de Formosa, de la Comisión Casildense del Espacio (COCADE) de Casilda (Santa Fe) y de la Asociación de Aficionados a la Astronomía (AAA) de la vecina y hermana República Oriental del Uruguay.

 Hoy lo festejamos con una serie de actividades, que comienzan con un ciclo de charlas en nuestro canal en Youtube:

 



jueves, 29 de febrero de 2024

NUEVO NÚMERO DE EL MENSAJERO DE LA LUNA

 

Amigos de la Sociedad Lunar Argentina;

Compartimos el número 39 de nuestra revista, que es un especial con las contribuciones que se hicieron para la Sección Focus On del mes de enero 2024 en la revista The Lunar Observer, relacionada con Sinus Iridum:

UN PAISAJE DE ENSUEÑO: SINUS IRIDUM

Pocos lugares de la Luna son tan evocadores como Sinus Iridum, la Bahía del Arco Iris. Un antiguo cráter inundado por las lavas de Mare Imbrium es, al mismo tiempo, una pareidolia de una bahía, y el lado más cercano es una pareidolia de tierra y mar. Sabemos desde hace siglos que no es una bahía montañosa, pero sigue fascinándonos como si fuera la Costa Azul de otro mundo. Más allá de la ciencia ficción, que la ha elegido en varias ocasiones para situar sus aventuras, proponemos compartir imágenes para conocer un poco más sobre esta tierra de ensueño y contrastes.

Link para ver y/o descargar:

https://drive.google.com/file/d/16ded5fcx6YuFInd--M2OY0B5VvDbukHi/view?usp=sharing

jueves, 22 de febrero de 2024

LOS DORSA DE MARE COGNITUM


 

Traducción del texto aparecido en la edición de febrero 2024 de “The Lunar Observer”

Mare Cognitum tuvo su independencia de Mare Nubium en 1964 cuando se convirtió, además, en la región lunar más conocida, al menos por unos meses, mientras duró la gloria de la sonda Ranger 7, la primera en tomar fotografías muy cercanas de la superficie lunar antes de estrellarse en la zona. La descripción de Peter Grego en “The Moon and how to observe it” es sumamente precisa: “Mare Cognitum es una llanura de lava oscura, de forma algo ovalada, que mide 330 km desde Montes Riphaeus en el noroeste hasta su costa sureste cerca de Guericke. Mare Cognitum, el “Mar Conocido”, toma su nombre del hecho de que la sonda Ranger 7 obtuvo las primeras fotografías detalladas en primer plano de la superficie de la Luna antes de su (previsto) aterrizaje forzoso en el mar en julio de 1964”.  El nombre lo propuso Gerard Kuiper, quien fue homenajeado en el centro de Mare Cognitum, ya que el cráter de casi 7 kilómetros de diámetro que allí se encuentra lleva su apellido. Es el cráter que vemos cerca del margen derecho de la IMAGE 1 (que no abarca la totalidad de Mare Cognitum). El otro cráter, que vemos en el extremo oeste es Euclides D, un poco más pequeño (menos de 6 kilómetros de diámetro). El panorama que vemos en IMAGE podría ser un enorme cráter antiguo, del que Montes Riphaeus (margen izquierdo) sería el borde oeste y el borde este las elevaciones aisladas que sobresalen de la lava a la derecha y al norte.

Mi intención al momento de observar Mare Cognitum cerca del terminador fue la de registrar los dorsa que aparecían, nada más que 3 y muy poco prominentes. Dos segmentos corren de norte a sur y un segmento más importante que corre de noroeste a sur este y parece terminar entre los dos primeros, en lo que parece un segmento separado del segmento principal. Hay dos pequeñas zonas brillantes que podría parecer elevaciones, como las que se ven al norte y al este, pero menos brillantes. Nada más, lo que es bastante desalentador, ya que si vemos la IMAGE 2, obtenida del Lunar Reconnaissance Orbiter Quickmap, Mare Cognitum parece tener decenas de dorsa que serían casi invisibles. Lo que nos lleva a una serie de curiosidades acerca de esta zona tan llana, o engañosamente llana. En primer lugar, parece ser que antes de que el Ranger 7 se estrellara el 31 de julio de 1964, tomando fotografías hasta 0,2 segundos antes del impacto, no se registraban cráteres ni craterlets dentro de Mare Cognitum en las observaciones desde Tierra, aparecieron en las imágenes de primer plano, (seguramente Kuiper y Euclides D sí eran conocidos). En segundo lugar, al momento de la misión Ranger 7 un científico tan Importante como Harold Urey, parte del equipo de la misión, consideró que podía ser un antiguo lago disecado. La cita es de Urey, tomada de “The New Moon” de Arlin Crotts: “Pero si hubiera agua en la Luna, uno podría preguntarse cuánta y durante cuánto tiempo. Dado que en la Luna no hay valles fluviales ni estructuras de arroyos de ningún tipo, parece seguro que la cantidad era pequeña y el tiempo breve. Pequeños efectos de este tipo podrían haber sido destruidos por los procesos de erosión que aparecen en las imágenes del Ranger 7. ¿Podría ser que los suelos comparativamente lisos del maria sean los lechos de antiguos lagos temporales? Su suave estructura ha llevado a la mayoría de los estudiosos del tema a suponer que los marias son flujos de lava, y cualquiera que no suscriba esta opinión se ve obligado a intentar idear otras explicaciones para esta suavidad. Las imágenes del Ranger 7 han hecho que mucha gente, incluyéndome a mí, piense seriamente que Mare Cognitum está compuesto de material fragmentado y no de material de flujo de lava (…) ¿Podría ser agua o hielo cubierto con alguna capa de polvo y podría haberse llenado de agua por lluvias temporales, y ¿son sus paredes impermeables al agua mientras que las de otros cráteres no lo son? (…) “Meteorites and the Moon” by Harold C. Urey, 1965, Science, 147,1262”. En tercer lugar, una incognita observacional. Grego menciona que “Cerca de su costa occidental se encuentra un domo en forma de lágrima de 20 km de largo. Único entre los domos lunares, está compuesto de un material más brillante que el mare circundante y puede verse con iluminación frontal. Un grupo de colinas al oeste también tienen un albedo alto. Es posible que el domo y las colinas cercanas sean los restos de un cráter sumergido, representando el domo la elevación central del cráter”. No pude ver este domo brillante, aunque quizás solamente se vea con iluminación frontal, pero igualmente quedé intrigado, por su ubicación pueden ser dos zonas no muy brillantes, una en el margen norte del dorsum central, cerca de Euclides D, y la otra un poco más al este, en el centro de los tres segmentos de dorsa que se pueden ver, aunque no parece ser que tengan los 20 kilómetros de longitud de los que habla Grego.



Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: MARE COGNITUM

Date and time (UT) of observation: 2023-12-22 02.52 to 03.12

Size and type of telescope used: 105 mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105).

Magnification: 196 X

lunes, 12 de febrero de 2024

SOMBRAS ALARGADAS SOBRE LA ORILLA OESTE DE MARE CRISIUM

 

Traducción del texto aparecido en la edición de febrero 2024 de “The Lunar Observer”

La IMAGE 1 no responde a otra cosa que a la fascinación que sentí al observar la orilla occidental de Mare Crisium cuando el terminador pasaba por el este de Picard, con luna menguante (90% de iluminación, colongitud 123.2º)). Nunca había visto ese panorama tan dramáticamente expresionista. Las sombras del escarpado borde montañoso de Mare Crisium se adentran mucho en el interior del mare, salvo la zona enfrente de Yerkes. Los cráteres que vemos, de sur a norte, son Lick (del que apenas se vislumbra su pared este), el pequeño Greaves, el espectacular cráter fantasma Yerkes (nunca había visto a sus casi inexistentes paredes proyectando sombras), el pequeño Yerkes E, más al este Picard (que empieza a ser engullido por las sombras) y las alargadísimas sombras de Peirce y Swift. Lo que dibujamos como una delgada línea oscura es un wrinkle ridge (que se puede comprobar en el Lunar Reconnaissance Orbiter Quickmap), del que no se observa más que la sombra. La única incógnita de la observación es una zona de un brillo muy débil, que parece tener una sombra al este. ¿Un domo? No, que yo sepa. No creo que vaya a descubrir un domo con un 4 pulgadas, por lo que estimo que debe ser alguna zona brillante y la sombra solamente un añadido mental producido por un sesgo de observación.

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: MARE CRISIUM

Date and time (UT) of observation: 2023-12-30 05.50 to 06.15

Size and type of telescope used: 105 mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105).

Magnification: 196 X


miércoles, 3 de enero de 2024

LA TOPOGRAFÍA DEL DORSUM AL SUR DE LAPLACE A

 


Traducción del texto aparecido en la edición de enero 2024 de “The Lunar Observer”

En esta edición de “The Lunar Observer” la Sección Focus On fue dedicada a Sinus Iridum. De entre las estupendas imágenes de nuestros colaboradores, hay una en la que se ve con gran detalle la estructura del wrinkle ridge más prominente de la zona, que corre en la línea imaginaria que une Promontorium Laplace y Promontorium Heraclides y carece de nombre. Nos pareció interesante intentar una descripción de la mencionada elevación y tratar así de simplificar su compleja estructura para poder maximizar futuras observaciones. La imagen pertenece a Kwok C. Pau, a quién le agradecemos, y fue incluida en la mencionada Sección Focus On sobre Sinus Iridum de esta edición. La IMAGE 1 es la imagen original, Promontorium Laplace es la elevación que se ve en el margen superior izquierdo. Empezamos desde ese punto en lo alto de la IMAGE 1, lo que sería desde el noreste. Para el análisis que proponemos hemos ampliado la IMAGE 1 y hemos segmentado el wrinkle ridge en segmentos. El segmento 1 comienza cerca de Promontorium Laplace y termina poco más abajo de Laplace A.


Comenzamos el punto 1 de la IMAGE 2.
  Sobre el componente más ancho y bajo (llamado arco) corre el componente superior, más estrecho y escarpado (llamado cresta).  En este primer segmento la cresta corre a lo largo de uno de los márgenes, cambiando dos veces de margen. Esta es una de las disposiciones características de la cresta sobre un arco, la otra es la estructura en echelon (que no aparece en este dorsum en particular). La IMAGE 2 es un detalle de la mitad norte del segmento 1. La flecha 2 muestra la cresta principal sobre el margen este del arco, mientras que la flecha 3 muestra una cresta secundaria, paralela a la principal, y entre ambas alturas parece correr un desfiladero. El punto 4 marca un punto en que la pendiente del arco prácticamente desaparece. El punto 5 marca un punto de separación en el que una cresta secundaria corre sobre un segmento paralelo, lo que se ve mejor en IMAGE 3. 



Dicho punto 5 marca también el cambio de la cresta del margen este al margen oeste del arco. Ahora estamos en la IMAGE 3. El punto 6 marca el segmento paralelo al Segmento 1 y una cresta discontinuada. La cresta continua por el margen este y pasando Laplace A vuelve a migrar y va perdiendo altura, lo mismo que el arco sobre el que se asienta, que parece terminar en el punto 7. La flecha 8 señala hacia una zona en la que hay una serie de alturas sobre el arco, la más cercana a la cresta casi parece una cresta secundaria. Podríamos señalar el punto 7 como el final del segmento 1. Ahora pasamos al segmento 2 en la IMAGE 4. 


Volvemos a señalar el punto 7, final del segmento 1.
  El segmento 2 inicia en el extremo izquierdo de la imagen. Lo primero que señalamos es una característica anómala del arco: no parece presentar una ladera suave, sino que ambas parecen muy escarpadas. El punto 9 marca una zona muy lisa, el margen este del arco es muy escarpado, la cresta pasa por el margen opuesto y parece interrumpirse en el sitio donde habría una cresta secundaria (o más bien es una misma cresta que migra brevemente de un margen a otro). La flecha 10 marca lo que podría ser el fin del segmento 2, aunque también podría ser una bifurcación y podría entenderse que el segmento 2 continúa hacia la derecha. Lo más raro de este dorsum es sin duda esta cresta  (flecha 11), que atraviesa ambos segmentos de manera casi transversal. La explicación más plausible, sobre todo mirando el panorama completo de la IMAGE 1, es que la flecha 10 marca un arco (con una pequeña cresta) secundario y que la cresta que marca la flecha 11 es la cresta de la mitad superior que migra del margen oeste al margen este, si bien hay una discontinuidad evidente.  De esta manera la cresta del segmento volvería a migrar hacia el otro margen del arco más o menos donde está la flecha 12. Ahora bien, la flecha 13 señala zona intermedia entre lo que sería la cresta principal, que parece correr por la pendiente más suave del arco (otra anomalía), y el otro margen del arco, e incluso lo que podría considerarse una cresta secundaria.

Este es un ejemplo de lo compleja que es la estructura de los dorsa, al menos los que no son muy pequeños. En la literatura teórica el modelo es el de dos componentes: un arco con una pendiente suave y una abrupta y una cresta que generalmente migra de un margen a otro del arco; mientras en realidad tenemos arcos de estructura muy compleja, con diferentes alturas, depresiones en su interior, pendientes suaves y escarpados alternando en el mismo margen, segmentos paralelos; y las crestas suelen ser múltiples, paralelas e incluso fuera del arco. Todo un desafío sería generar una topografía más compleja y cercana a como son estas complejas estructuras.

viernes, 29 de diciembre de 2023

NUEVOS NÚMEROS DE "EL MENSAJERO DE LA LUNA"

 

Compartimos dos nuevos números de “El Mensajero de la Luna”, la revista de la Sociedad Lunar Argentina y la Sección Lunar de la Liga Iberoamericana de Astronomía.

En el número 37 podrán encontrar las distintas secciones de nuestra revista: las actividades de la Sociedad Lunar, la Galería Lunar, con las últimas imágenes de nuestros miembros;  en Crónicas Lunares recordamos cuando la misión Apolo 12 trajo la única muestra de un rayo brillante de la Luna, en Selenología compartimos un análisis de los accidentes lunares que captó la cámara del Lander indio Vikram en su reciente alunizaje, en Galería Planetaria tenemos imágenes de Júpiter y Saturno de nuestros miembros; en Verificación/Eliminación de Reportes Históricos de Fenómenos Lunares Transitorios analizamos una nueva observación sobre un pequeño misterio, los claroscuros en la sombra del cráter Ptolemaeus y cerramos con una poesía lunar del poeta italiano Giacomo Leopardi.

En el número 38 compartimos un extenso texto sobre uno de los grandes misterios de la Luna, el remolino Reiner Gamma, que se publicó con las imágenes de nuestros observadores, en la edición de The Lunar Observer

Como siempre, los alentamos a compartir sus observaciones a través del email sociedadlunarargentina@gmail.com

Este es el link para descargar el número 37:

https://drive.google.com/file/d/17HbwJZcPjSE8BgfEBbq7ePR6p8jXVfrK/view?usp=sharing

Este es el link para descargar el número 38:

https://drive.google.com/file/d/11pIByhBQ3AMq7gom52wcoDHHgFcMWzhe/view?usp=sharing

viernes, 22 de diciembre de 2023

SIETE NOTAS SOBRE OBSERVACIÓN VISUAL Y DIBUJO DE LA LUNA

 

Texto aparecido en la edición de diciembre 2023 de “The Lunar Observer”

Quisiera compartir algunas reflexiones sobre la práctica de la observación visual, un arte, o en términos más profanos, una técnica que ciertamente ha dejado de ser esencial con el advenimiento de la tecnología CCD para la captura de imágenes. La observación fotográfica con este tipo de cámaras es claramente superior al permitir, primero de todo, la obtención de datos objetivos, mientras que en la observación visual los datos dependen (lamentablemente) de la capacidad del observador (factor que siempre será predominantemente subjetivo). Pero la observación visual permite algunas reflexiones sobre cómo se construye la percepción visual de un mundo parecido y distinto al nuestro, mediado por el instrumento que utilizamos. ¿Registramos lo que vemos objetivamente? Uno pensaría que sí, pero también es cierto que formaciones selenográficas tan evidentes como los dorsa recién fueron registradas luego de casi dos siglos de observación telescópica, lo que nos lleva a la primera nota.

1.-CONOCER LO QUE VEMOS.

Siguiendo el increíble “A Treatise on Moon Maps” de Francis J. Manasek, vemos que la observación visual, reflejada en los mapas que se realizaban, estaba determinada por el objetivo que prevalecía al momento de realizarla. Mientras el objetivo era cartografiar con la mayor precisión posible la totalidad de la cara visible, los detalles de cada accidente selenográfico no eran registrados (¿o no se los percibía?). Es con los “Fragmentos selenográficos” de Von Schröeter que comienza a prevalecer lo que Manasek llama “enfoque corográfico”, el mapeo detallado de áreas pequeñas. Se empiezan a cartografiar características no registradas de los accidentes lunares: bordes y picos centrales de cráteres, así como crestas y surcos. ¿Antes de Von Schröeter estos detalles no se observaban o simplemente no se registraban? ¿No fueron registrados porque se consideraron inútiles para los grandes mapas generales? ¿O no se registraron porque no se había descubierto una semiótica, una taxonomía que guiara la observación? En términos de Manasek: “El presente estudio detectó cambios evolutivos en la forma en que se representaron los cráteres (…) Quizás esta evolución sugiere un largo período requerido de aprendizaje para percibir e interpretar imágenes ópticas, comenzando con la ambigüedad inicial que siguió a Galileo y sin llegar realmente a prosperó hasta el siglo XIX, o que la codificación de tales detalles requirió observaciones más intensivas resultantes de la presentación corográfica de los detalles de la superficie lunar. Podríamos argumentar que el pico central logró reconocimiento a medida que se desarrollaron la selenología y la ciencia geológica”. Conocer lo que vamos a ver, al menos las características generales, permite enfocar la observación a los aspectos más importantes, o al menos los aspectos que partiendo de dicho conocimiento podemos considerar más relevantes, y aquí entra en juego la selectividad, lo que nos lleva a la segunda nota.

2.-LA IMPORTANCIA DEL REGISTRO

Alguna vez hemos comparado en esta revista la observación visual y fotográfica de un mismo accidente selenográfico, el dorsum que termina en Herodotus en condiciones similares de iluminación (cerca del terminador). El texto se llama “Morphological components of wrinkle ridges detected in digital images” y está en el número de abril de 2021 de The Lunar Observer. Siendo breves, la conclusión que podríamos sacar de esa comparación podría ser que la vista es más sagaz que la fotografía y ésta es más precisa. Volveremos sobre esta idea.

Todos los observadores visuales conocemos la angustiante sensación de que no registramos con la mano que dibuja todos los detalles que vemos con nuestro ojo a través del ocular. Ya uno de los primeros selenógrafos y el autor de la primera enciclopedia lunar, “Selenographia”, Johannes Hevelius, se detiene en ese problema, agravado por lo fatigoso que era observar sin seguimiento. Hevelius se plantea la posibilidad de trabajar con un dibujante, pero los problemas eran superiores a la ventaja de contar con alguien que sepa dibujar, ya que el dibujante estaría somnoliento durante la observación nocturna o directamente dormido (y no acudiría al observatorio) o bien no sabría qué era importante registrar y qué no. Ya Hevelius en 1647 se percataba de que necesariamente seleccionamos la información al momento de la observación, como dice Manasek hablando de los mapas lunares antes de 1910: “La veracidad de una imagen impresa derivada de la observación visual no representa necesariamente la totalidad de la visión del observador. Más bien, posiblemente se haya modificado selectivamente para “reducir la información a dimensiones manejables”. (…) La visión hermenéutica de que la percepción no es principalmente teórica sino que los objetos se declaran a sí mismos (cf. Rouse) tal vez sea más válida si estamos en un mundo en el que ya existe un significado relevante, y las imágenes tienen nombres, son intelectual y culturalmente coherentes, están sujetas a la categorización y análisis. La imagen puede ser autodeclarante pero es posible que no entendamos la declaración”, cuando la exploración especial ha sumado un cúmulo impresionante de información sobre la Luna, ya no estamos en las mismas condiciones de los selenógrafos clásicos que tanto admiramos, ahora la imagen es más evidente y, sobre todo, Podemos confirmar, en buena parte, nuestra percepción visual (volveremos sobre esto).

Si la observación visual conserva aún hoy los sesgos observacionales de la época dorada de la selenografía: subjetividad en la interpretación de lo que se ve a través del telescopio, variación en el grado de agudeza visual del observador, grado de conocimiento previo que determina la selección del objetivo , la selección es primordial porque se registran los rasgos que se consideran esenciales, no todos, por eso es fundamental tener claro qué registrar y cómo nuestra observación selecciona información que podría agregar algo nuevo. En la observación fotográfica, el volumen de información al que accede el observador en el momento de la observación es menor que el que puede acceder el usuario posterior (incluido el propio observador), por ejemplo, ampliando la imagen o jugando con el contraste. La observación visual, en cambio, es cerrada: el observador tiene más información en el momento de la observación que la que finalmente registra en papel, lo que no se registra se pierde, por eso siempre ha sido importante cómo afrontar la selección. de la información que el observador considera valiosa y digna de ser registrada, lo que nos devuelve a la preocupación de Hevelius por la mano que dibuja. Entre los colaboradores frecuentes de “The Lunar Observer” hay muchos excelentes dibujantes, cuyos dibujos hablan por sí mismos. Los que no tenemos tan buena mano debemos mejorar el dibujo con el añadido de mucha información en la forma de un reporte lo más completo posible.

Retomamos la dicotomía entre la sagacidad de la observación visual frente a la precisión de la fotografía. La edad dorada de la cartografía lunar basada en la observación visual y el dibujo y posterior impresión estuvo guiada, hasta bien entrado el siglo XIX, por la ambición de precisión en la ubicación de los accidentes selenográficos. Hoy esa precisión está al alcance de cualquiera recurriendo, por ejemplo, al Lunar Reconnaissance Orbiter Quickmap online. Ya no es tan importante la precisión cartográfica de nuestras observaciones, que pueden ser corregidas a posteriori. Creo que la observación visual debe centrarse en el aspecto cambiante de la superficie lunar a medida que cambia la iluminación, especialmente aprovechando las posibilidades que ofrece la zona del terminador: “Una de las ironías de la observación lunar es que un reflector casero de 6 pulgadas es capaz de revelar muchos de los detalles que pueden fotografiarse a través de los telescopios más grandes de la Tierra…. Tu cerebro puede descartar los períodos de visión borrosa y concentrarse en los momentos fugaces de visión nítida”, lo que se aplica especialmente a los marias: “las superficies de los maría lunares suelen ser tan planas que hay que mirar de cerca para ver cualquier relieve. Pero debido a que la Luna carece de una atmósfera significativa para atenuar y difundir los rayos del Sol, cada pequeño borde de cráter y montículo proyecta una larga sombra negra cuando el Sol está bajo. Esta "ampliación de sombras" permite ver muchos detalles finos que proporcionan información que no está disponible en estudios de superficies de yeguas bajo mayor iluminación... con "ampliación de sombras" puedes ver características verticales de sólo 25 a 50 metros de altura, ¡porque proyectan sombras de miles de metros de largo! Navega por el terminador con gran aumento y, si la visión es constante, serás recompensado con detalles desconocidos para los científicos que estudian sólo fotografías del Lunar Orbiter que se ven comprometidas por sus ángulos solares relativamente más altos” (Charles Wood en The Modern Moon). Concretamente, observar cerca del terminador permite aprovechar las condiciones propicias para el registro de la intensidad de las zonas brillantes (como indicadores de zonas altas, por ejemplo), la extensión y gradación de las sombras, etc. Es interesante notar reflexionar sobre la geometría y las tonalidades de lo que observamos a través del telescopio en la superficie lunar. John Willats en su ensayo “The draughtsman’s contract. How an artista creates an image” hace una interesante reflexión sobre como el cerebro interpreta los datos visuales, en forma de intensidad lumínica, que me parece importante para nuestro tema: “Las imágenes pueden describirse de otro modo, según la relación variable existente entre las distintas marcas que hay en la superficie de las imágenes y los elementos del mundo real que estas denotan. (…) Las marcas existentes en imágenes como las fotográficas (luces y sombras al incidir en la película) son marcas que representan o denotan puntos de intersección de diminutos haces de luz tal como los capta la cámara o tal como los habría captado la retina del espectador en su lugar (…) el cerebro tiene que interpretar las variaciones de intensidad lumínica que presenta la imagen para extraer de ella información, del mismo modo que cuando interpreta la disposición de la luz de una escena real al impresionar la retina. En imágenes de este tipo-fotografías y cuadros impresionistas y puntillistas-el artista y el operador se mantienen pasivos en lo que se refiere a la representación de la forma y la tarea de la interpretación recae en el espectador. En los dibujos arquitectónicos y en la mayoría de los dibujos infantiles el dibujante es el encargado de extraer los elementos, que luego representa directamente en la ilustración”.

Nuestra retina capta a través del ocular líneas definidas (el contorno de un cráter o la extensión de una grieta, por ejemplo) y luces y sombras (con gradaciones). Las líneas definidas no necesitan interpretación, necesitan precisión en su dibujo. También es cierto que la precisión que se requería en las observaciones visuales previas a las imágenes captadas en órbita lunar no es tan necesaria, porque la podemos sustituir con el inmenso caudal de datos disponibles públicamente, por ejemplo, en el Lunar Reconnaissamce Orbiter QuickMap. Las variaciones de intensidad lumínica, brillos y sombras, si necesitan interpretación, porque denotan información (el contorno de una sombra denota la forma de un risco que no alcanzamos a ver, por ejemplo); lo que nos lleva a las tres siguientes notas.

3.-EL REGISTRO DE LAS SOMBRAS

Reflexionando sobre cómo se observan las gradaciones de las sombras en la Luna, me parece útil hacer una distinción entre cráteres y elevaciones. Hice el repaso de mis dibujos en mis cuadernos de observación, pero me pareció más preciso recordar cómo realmente se observan las sombras. El registro posterior siempre es más esquemático, por eso es importante usar la escala Elger de albedo al momento de la observación. Mi espíritu indolente ha impedido que me ponga a observar la luna llena para aprender dicha escala, pero tratar de recordar gradaciones de zonas oscuras y brillos ha reforzado mi voluntad de hacerlo, ya que comienzo a imaginar escalas, que serían muy imprecisas comparadas con la escala de Elger. Pero, por ahora, me parece que en el interior de los cráteres suele haber al menos dos tipos de sombras, las muy oscuras (las más comunes, que son también las paredes) y las más claras, que también pueden dividirse entre las sombras más claras que indican el avance de la luz sobre la superficie irregular, como en el cráter Schickard, o sombras apenas un poco menos oscuras que las sombras vecinas, como se puede observar en la sombra interior de Tycho (como vemos en la IMAGEN 1, en la que los diferentes tonos está marcados con los números 1 y 2 en la zona en sombras), o de Ptolemaeus, por ejemplo. Para el caso de las elevaciones, la causa de las diferencias es más clara, las sombras más oscuras indican relieve más escarpado y, en ese caso, no he podido observar más que 3 tonalidades de sombras proyectadas por dorsa o por las paredes exteriores de los cráteres en zonas llanas como los maría (como se ve en la IMAGEN 2).




4.-EL REGISTRO DE LOS BRILLOS

La gradación de las zonas brillantes es más difícil de medir y mucho más sutil en sus variaciones. Claramente las zonas más brillantes son las zonas de material más recientemente expuesto, con iluminación frontal, como indica la escala de Elger, desde Bullialdus (5.0), pasando por Copernicus (8.0) hasta el pico central de Aristarchus (10). Pero además de denotar material reciente, las zonas brillantes indican altura cuando están cerca del terminador, en ese caso parecería haber una gradación de al menos 3 tonos de sombras, que se suelen ver en los dorsa, indicando distintas alturas.

5.-COMO PERCIBIMOS EL TERRENO PROFUNDO

Un caso especial, una variación de cómo la sombra cerca del terminador denota altitud es un cierto tono muy leve de sombra, más leve que los tonos de sombra que indican altura, que además se extiende en una zona en la que no hay alturas. Esa mirada intuitiva que nos indica que puede haber una pendiente se puede comprobar con los datos de altitud del LRO Quickmap, por ejemplo (como se ve en la IMÁGENES 3 y 4).


6.-LA CONFIRMACIÓN IMPRESCINDIBLE

Con ánimo de polémica, podemos afirmar que la edad heroica de la observación visual de la Luna (magníficamente narrada en esa obra maestra que es “Epic Moon”) nos proporcionó la mayoría de los datos científicos que hoy conocemos sobre la Luna, lo que se logró a pesar del elemento subjetivo inherente a la observación visual. Y grandes ejemplos son los clásicos errores que tanta burla han cosechado, como las apariciones y desapariciones del cráter Linne o el infame O’Neill’s Bridge. Pero esos errores no deben ocultar lo valioso que fue la observación visual, ¿lo es todavía? Yo creo que la observación visual aún puede ser valiosa si depende de la imagen fotográfica. Durante buena parte del siglo XX, la observación visual afinó los detalles aprovechando la precisión cartográfica de la fotografía. Ejemplos de observación visual mediante imágenes fotográficas son el magnífico trabajo de Johann Krieger y el mapeo lunar de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos para el Proyecto Apollo, previo a las misiones Lunar Orbiter, que partían de la fotografía y terminaban visualmente. Hoy conocemos la superficie de la Luna con un enorme grado de detalle, nuestras observaciones son casi innecesarias, pero las observaciones desde la Tierra con iluminación oblicua aún pueden mejorar las imágenes en órbita con iluminación frontal (como el estudio de los domos). Un nuevo paradigma para la observación visual podría basarse en la selectividad del observador visual y la posibilidad de la confirmación fotográfica. Sin confirmación fotográfica, la observación visual no es válida hoy.

De esta manera continuamos el enfoque de la selenografía clásica: cada observación añade un detalle al panorama completo de una región particular de tamaño cada vez más reducido. Así, tenemos una observación visual con un marco teórico previo que proporciona quizás lo último que lo visual puede dar: seleccionar un detalle anómalo que pueda agregar conocimiento sobre un rasgo lunar "pasado por alto", conocimiento que necesita una confirmación en imágenes fotográficas para que podamos alcanzarlo. una explicación teórica (que todavía no tenemos).

7.-¿VEMOS MÁS O MENOS QUE NUESTROS PREDECESORES?

Es probable que veamos más en la superficie lunar que selenógrafos como Hevelius o Elger, tenemos en nuestra enciclopedia interna todos los datos que casi un siglo de exploración espacial ha generado y que observadores mucho más eximios que nosotros, con muchas más años de observación, desconocían o solo intuían o deducían de algunos pocos datos observacionales. A nosotros nos toca tratar de acercarnos a esos grandes colosos de la astronomía y honrar su memoria observando cada vez que se pueda.

Anunziato, Alberto et al. (2021), Morphological components of wrinkle ridges detected in digital images, in “The Lunar Observer”, April 2021.

Manasek, Francis J, (2022), A Treatise on Moon Maps.

Sheehan W. and Dobbins T., (2001), Epic Moon, Willmann-Bell, Richmond.

Willats, John (1990), The draughtsman’s contract. How an artist creates an image, in Imagen y conocimiento. Cómo vemos el mundo y cómo lo interpretamos, Crítica, Barcelona.

Wood, Charles A. (2003), The Modern Moon. A Personal View, Sky and Telescope, Cambridge.