(Imagen y texto de
Alberto Anunziato aparecidos en “The Lunar Observer” de diciembre/2015)
En el centro de la
imagen observamos la Bahía de los Arcos Iris (Sinus Iridum), el accidente lunar
más similar a una auténtica bahía y uno de los más atractivos de toda la
superficie de nuestro satélite. El arco que delimita la bahía está formado por
elevaciones pertenecientes a los Montes Jura. La luz solar marca un contraste
entre las dos secciones de la Bahía ,
a partir del cráter Bianchini en el centro. La parte occidental (derecha de la
imagen) muestra un arco iluminado que termina en el Promontorium Heraclides,
también conocido como la “doncella de la Luna ”, por la paraidolia con el perfil de una
muchacha con abundante cabellera (formada por las colinas aterrazadas al este
del promontorio). La parte oriental presenta sombras leves, que alcanzan su
tono más oscuro en la sombra del Promontorium Laplace, el extremo oriental de
Sinus Iridum. De un promontorio a otro hay 260 kilómetros . La
curiosa forma de la bahía se debe a que es un cráter de impacto asteroidal
parcialmente visible, posterior a la formación del vecino Mare Imbrium, cuya
lava lo llenó parcialmente, borrando el arco superior y dejando visible sólo
las paredes inferiores. Los cráteres que observamos en los Montes Jura presentan
claras diferencias. Bianchini, Sharp y Mairan (de derecho a izquierda) presentan
sombras oscuras y son más jovenes y profundos que La Condamine y Maupurtuis, los
cráteres al oeste de Bianchini (en el centro de la bahía) se formaron antes del
impacto que formó el Cráter Iridum (hoy parcialmente cubierto) y fueron
parcialmente cubiertos por material eyectado por el impacto. La parte superior
de la imagen muestra los puntos salientes de la parte norte del Mare Imbrium, más
allá de la Sinus Iridum. Cerca del Promontorium Laplace están los Montes Recti,
un remanente del anillo interior del circo Imbrium que pudo escaper a la
inundación de lava que formó el Mare Imbrium. En este mare vemos, de izquierda
a derecho los cráteres Le Verrier, Helicon, C. Herschel, Heis y Delisle. Y en
algún sitio al oeste del Promontorium Heraclides está, inactive, el rover soviético
Lunokhod 1, el primer vehículo planetario controlado remotamente.
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