domingo, 27 de octubre de 2019

CRONICAS LUNARES. LUNA ROJA. EL PROGRAMA ESPACIAL SOVIÉTICO



Publicado en Diario Uno de Paraná el 27 de octubre de 2019

Alberto Anunziato (Sociedad Lunar Argentina)

El 4 de octubre de 1957 comenzó una nueva era en la historia, la era espacial, con el primer satélite artificial de nuestro planeta, el soviético Sputnik 1 Nació, como tantos avances científicos y tecnológicos, de objetivos militares y debemos remontarnos al final de la II Guerra Mundial. De los Aliados vencedores, solamente EEUU y URSS podían competir por el futuro dominio mundial. Los norteamericanos tenían claramente la ventaja, ya que su país no había sido destruido en la contienda como la Unión Soviética. Y además tenían el arma suprema: la bomba atómica, con la que pensaban impedir la amenaza de los tanques soviéticos cruzando la Cortina de Hierro y ocupando Europa Occidental. Cuando los soviéticos lograron la bomba atómica en 1949, en gran parte por espías comunistas infiltrados en el programa nuclear norteamericano, estos seguían conservando el predominio estratégico. Los soviéticos carecían de bombardeos pesados capaces de llevar armas atómicas hasta el territorio norteamericano. Los bombardeos estratégicos masivos sobre ciudades indefensas efectuados sobre Alemania en 1945, cuando ya se habían demostrado inútiles para forzar la rendición y que rozaban el crimen de guerra, fueron una demostración de lo que les esperaba a las ciudades rusas en una futura guerra. Por eso los soviéticos desarrollaron una serie de misiles que llevarían armas nucleares hasta Norteamérica. Lo hicieron con muy poca ayuda de los científicos alemanes que desarrollaron las V-1 y V-2, que fueron reclutados por los Aliados mayoritariamente. El hombre clave fue Serguei Koriolov, un ingeniero responsable tanto del programa de misiles balísticos como del programa espacial. Un genio del diseño que nunca obtuvo un reconocimiento público, ya que los soviéticos temían que un atentado contra él destruyera su obra. El lanzamiento del Sputnik no solamente implicó que la URSS había ganado la carrera hacia el espacio sino que también EEUU por primera vez podía ser atacado letalmente en su territorio, los misiles que llevaron al primer satélite artificial al espacio podían cruzar el Atlántico. Esa fue la razón del terror norteamericano que generó el nacimiento de la NASA, su agencia espacial. Durante finales de los ’50 y mediados de los ’60 los éxitos espaciales fueron soviéticos. En lo que hace a la Luna, hace poco recordamos los 60 años de la llegada del Luna 2, el primer artefacto humano que alcanzó otro cuerpo celeste. En octubre de 1959 el Luna 3 orbitaba por vez primera la Luna y transmitía imágenes de su cara oculta, uno de los grandes enigmas astronómicos hasta ese momento. También se adelantaron a los norteamericanos en tres grandes hitos de la exploración no tripulada del sistema solar. El 3 de febrero de 1966 la Luna 9 fue la primera sonda en tener un aterrizaje controlado y enviar imágenes y datos desde la superficie lunar por más de tres días. Luego varias misiones exitosas de orbitadores, la Luna 16 (20 de septiembre de 1970) fue la primea sonda que extrajo mecánicamente muestras del suelo lunar y las trajo de vuelta a la Tierra, hazaña que repitieron las misiones Luna 20 (febrero de 1972) y Luna 24 (agosto de 1976). Entre las 3 recogieron poco más de 300 gramos de muestras, poco en comparación con los 382 kilos de rocas que trajeron los astronautas de las misiones Apolos, pero que representaron otras regiones lunares y fueron muy importantes. Otra hazaña olvidada fue el primer rover robótico de la historia. El 17 de noviembre de 1970 la misión Luna 17 puso a rodar en la superficie lunar al Lunokhod 1, un vehículo a control remoto plagado de aparatos científicos y controlado desde la Tierra. Fueron 10 meses de recorrida y más de 10 kilómetros. Al Lunokhod 2 (enero de 1973) le fue aún mejor: en cinco meses recorrió más de 37 kilómetros. Y nos falta espacio para hablar de las misiones Zond, que pudieron culminar con cosmonautas en la Luna, pero que en septiembre de 1968 fueron las primeras naves en circunnavegar la Luna y volver a la Tierra con tripulantes vivos. Las tortugas, las plantas y los insectos de la Zond 5 se adelantaron por unos meses a los astronautas del Apolo 8 en el primer viaje tripulado a la Luna. En 1976 la URSS suspendió las misiones a la Luna, lo cual fue una verdadera lástima por los extraordinarios logros y porque los estudios lunares se abandonaron por casi 20 años. Un último capítulo de la leyenda del programa espacial soviético fueron los dos Lunokhod que nunca llegaron a la Luna pero que ayudaron a limpiar los residuos radioactivos del reactor de la central atómica de Chernobyl en el desastre de 1986, como se pudo apreciar brevemente en la famosa serie estrenada este año.
La Sociedad Lunar Argentina y la Liga Iberoamericana de Astronomía invitan a la charla “Bases lunares. Antecedentes y perspectivas”, que se llevará a cabo en la Biblioteca Popular del Paraná, Buenos Aires nº 256, el viernes 22 de noviembre a las 19 horas. Se abordarán los puntos salientes relacionados con lo que seguramente será el primer paso para la Humanidad fuera del planeta Tierra: el establecimiento en el futuro de bases (permanentes o transitorias) en la superficie de la Luna. Haremos referencia a proyectos históricos de bases lunares, a los riesgos que afrontarán los humanos en nuestro satélite, al estado actual de la tecnología relacionada y las posibilidades futuras, a los proyectos internacionales de desarrollo de ideas, a las ubicaciones selenográficas más convenientes y a la cuestión de la regulación legal actual y venidera. Combinaremos historia, astronomía y astronáutica, con el espíritu integrador que es la aspiración de la Sociedad Lunar Argentina. El disertante será Alberto Anunziato (Coordinador de la Sección Lunar de la Liga Iberoamericana de Astronomía y miembro de la SLA). La entrada es libre y gratuita.

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