Por Marcelo Mojica Gundlach
Estando viendo las fotografías obtenidas de la pasada lunación, me sorprendió el hecho de que algunos rayos lunares sean anchos, mientras que otros sean delgados, algunos abundantes en alguna dirección, mientras que en otras no. Es muy interesante que tengamos tanto material de estudio en nuestro satélite y que los aficionados le demos tan poca importancia al astro que está más cerca de nosotros y que además es un objeto de estudio en el cual podemos forzar los aumentos de nuestros telescopios al máximo. Sólo falta ser un poco observador para darnos cuenta que existen muchísimos detalles cada vez que observamos la Luna. En realidad, hay tantos detalles que nos podríamos pasar horas enteras observando un mar, o alguna región pequeña de cráteres cambiando de oculares, añadiendo filtros de colores, etc.
Es preciso que los
observadores aficionados puedan empezar un programa sistemático para ayudar en
los proyectos internacionales o, a otros aficionados que estudian este
campo. Como observamos en los reportes
de la ALPO, sección lunar, hay observadores que realizan su trabajo metódico
con un simple refractor de 60mm de apertura a F/16 y es sabido que muchos de
los aficionados de latino américa tienen a su alcance equipos mucho más
poderosos y sofisticados que dicho telescopio. Lo que sí nos falta son ganas de
realizar observaciones en forma disciplinada y constante.
En el mes de agosto del 2016,
entre el 16 y 17, la Luna se presentó muy favorable, como también las
condiciones del cielo. La atención se
centró en el cráter Kepler, mostrado en la Fig. 1, el cual presenta rayos
bastante anchos hacia el oeste lunar (hacia abajo en la foto), en tanto que
hacia el norte y hacia el sur, no tiene rayos importantes. También es de notar la diferencia de
coloración entre los rayos y el terreno circundante al cráter Kepler. Obviamente que tenemos las interferencias de
los rayos de Copérnico, pero, de todas maneras, los rayos de Kepler son muy
notorios, como también la distribución del material eyectado por la colisión.
Con Sergio Fabiani, quisimos
recrear estas colisiones utilizando su rifle de aire comprimido y perdigones de
cobre, disparando sobre una cama de harina de trigo, la cual tenía otra cama,
encima de ella, de maicena (tapioca).
Los resultados fueron interesantes porque cuando disparamos con un
ángulo de 60º, respecto a la horizontal, se pudo observar que generamos un
cráter con rayos anchos en dirección del proyectil, tal como se muestra en la
figura a la derecha y casi ningún rayo hacia los costados. Obviamente que éste es un experimento muy
simple, pero nos da pautas de que podemos realizar algunas demostraciones
cuando realicemos cursillos de astronomía, para que nuestros estudiantes puedan
sentir lo que es hacer ciencia experimental.
Tal como lo hizo notar Moisés Montero, se debe tomar en cuenta que en la
Luna no existe atmósfera y que aquí en la Tierra, las partículas podrían
comportarse de forma diferentes debido a la resistencia del aire, sin embargo,
a tan pequeña escala, los resultados demostrativos pueden ser valuados en
positivos, mostrando una tendencia del material dispersado hacia algunas
direcciones preferenciales. Esperamos
que en las siguientes lunaciones podamos adquirir mejores imágenes para poder
ir ampliando nuestro conocimiento en este campo que empezamos a descubrir y
gozar cada lunación.
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