sábado, 24 de septiembre de 2022

DORSA HARKER DE MONS USOV A PROMONTORIUM AGARUM (Y ALGUNAS PALABRAS SOBRE LA OBSERVACIÓN VISUAL)

 


Traducción del texto aparecido en la edición de septiembre 2022 de “The Lunar Observer”

Después de muchas noches nubladas en nuestro invierno austral, o noches despejadas cuando había que madrugar al día siguiente, la noche del domingo 14 de agosto estaba despejada, pero recién pude volver a mi casa a las 3 de la mañana. Mucho frío y sueño, pero ¡hacía tantos días que no sacaba el telescopio! Mi primer objetivo siempre son los accidentes lunares indicados para observar por el Lunar Geological Change Detection Program. Esa noche eran pocos y las observaciones a replicar implicaban usar filtros que no tengo. Pasé a observar las cercanías del terminador, el panorama era hermoso (como siempre lo es en esas zonas de sombras largas como las de un film expresionista), pero no parecía haber nada cuyo registro visual pudiera ser de utilidad. ¿O era que estaba demasiado cansado y esto afectaba mi percepción?

Aquí me interrumpo para una breve digresión. Hace tiempo que reflexiono sobre la observación visual, con el propósito de “conocerme a mí mismo como observador”, tanto en cuanto a los sesgos que me condicionan como en cuanto a las posibles ventajas de la observación visual. En la reciente conferencia anual de ALPO compartí estas reflexiones, que se vieron reforzadas por la reciente lectura de “A Treatise on Moon Maps”, de Francis J. Manasek, que trajo reminiscencias de la lectura de “Epic Moon”, de William P. Sheehan y Thomas A. Dobbins. Como observadores visuales, nos sentimos orgullosos de ser parte de una tradición que, con increíble esfuerzo durante siglos, y a costa de la salud e incluso de la vida de algunos observadores, hicieron comprensible la cara visible de la Luna. Conocer las observaciones anteriores al primado de las cámaras fotográficas amateur nos permite conocer más sobre nuestras experiencias de observación, especialmente las limitaciones de la observación visual.   Uno puede desalentarse ante la subjetividad que reina en cada una de las fases de la observación visual (en la interpretación de lo que vemos, en cómo lo dibujamos, etc.) y legítimamente preguntarse: ¿Tiene sentido observar visualmente si tenemos la observación fotográfica que es objetiva? Probablemente no. Pero podemos complementar la observación visual previamente con conocimiento teórico sobre lo que se va a observar (ahora sabemos muchísimo más que los grandes selenógrafos del siglo XIX) y posteriormente con la búsqueda de confirmación fotográfica (posibilidad que, obviamente, tampoco tenían), y de esa manera concentrarnos en los rasgos más importantes de lo observado para registrarlos.

Volvamos a la noche del 14. Como me dedico a la observación de dorsa, tratando de centrar mi observación en sus componentes topográficos, siempre busco dorsa cerca del terminador que presenten alguna particularidad que merezca un registro detallado. Los dorsa más prominentes eran los de Mare Crisium, pero mi preconcepto es que son dorsa poco elevados (lo recordaba de haber recopilado imágenes para el reporte de la Sección Focus On de Enero 2022). Bueno, registremos los dorsa del este de Crisium antes de ir a dormir. Empecé a dibujar los contornos del arco y con el pasar de los minutos me sorprendió ver con cuanta nitidez podía observar los detalles de la estructura de Dorsa Harker, especialmente las crestas. Recordemos que la estructura de un dorsum consiste en un arco ancho y de cumbres redondeadas y, encima, una cresta muy escarpada y a veces crestas secundarias de menor magnitud. Hasta esa noche podía inferir la presencia de crestas por la luz más o menos intensa que reflejaban, pero las crestas de Dorsa Harker se veían como se ven en las fotografías, con relieve, quedé fascinado. Registré lo más cuidadosamente su dirección con la intención de comprobar al día siguiente si coincidía con alguna fotografía (recordemos, el esquema: conocimiento previo que permite una observación provechosa, concentrada en los detalles que puedan ser útiles o anómalos, que pueda ser corroborada por una posterior confirmación fotográfica). Ya en la cama no podía dejar de pensar y preguntarme: ¿Vi las crestas con relieve porque ya conozco como son? ¿Fue por el relieve de Dorsa Hacker en particular? ¿Observé lo que quería observar, influido por las fotos? Al otro día mi esposa me preguntó si había observado y le conté este problema existencial. ¿Me habría comprendido o solo pretendió comprenderme? Somos extraños los astrófilos.

Ya he sostenido en anteriores textos mi preferencia por el “Photographic Lunar Atlas for Moon Observers” de KC Pau en cuanto es el Atlas que mejor ilustra la topografía de los dorsa. Y al Atlas me dirigí para confirmar la existencia de las crestas en los lugares en los que los había dirigido. Y encontré la IMAGE 2 en la página 85 del Volumen 1, que coincide bastante con la forma general del dorsum y la dirección de las crestas.



La IMAGE 1 no abarca la totalidad de Dorsa Harker (que se extiende unos 200 kilómetros), sino más o menos dos tercios de su longitud, como vemos en la IMAGE 2, desde su inicio en el extremo sur, al oeste de Mons Usov (que vemos en la IMAGE 1 como una mancha brillante de forma oval), hasta un poco más al norte de Promontorium Agarum (el punto más alto de Mare Crisium), que se veía como masa más clara con puntos brillantes (picos más altos) y que en la imagen está en la zona inferior izquierda (marcada esquemáticamente, sin pretensión topográfica). Las sombras marcan claramente las zonas más altas del dorsum, y obviamente son más marcadas en la zona donde se encuentran las crestas. Si vemos la zona inferior, vemos que hay dos zonas de sombras oscuras, se trata de zonas más bajas del dorsum o bien zonas comprendidas entre dos brazos del dorsa. Las crestas se distribuyen en ángulo recto respecto del arco en un patron de formación escalonada, lo que se conoce como “en echelon”.



Entre las imágenes que los observadores lunares enviaron para la Sección Focus On del mes de enero 2022, dedicada a Mare Crisium, seleccionamos la IMAGE 3, en la que se observa a Dorsa Harker en el panorama de Crisium, formando con Dorsa Tetyaev uno de los anillos de la Cuenca Crisium (retocamos un poco la imagen original para reasltar los dorsa, aunque se haya saturado el resto de la imagen). Sin dudas, una zona fascinante, cercana al lugar en el que alunizó la sonda soviética Luna 24 el 18 de agosto, que cuatro días después retornó a la Tierra con una muestra de 170 gramos obtenida a una profundidad de 2,25 metros. En internet podemos encontrar bibliografía relacionada con esa misión, nos pareció interesante “Luna 24: Geological setting of landing site and characteristics of sample core (preliminary data)” por C. P. Florensky et al. (https://adsabs.harvard.edu/full/1977LPSC....8.3257F ). En la página 3257-3260 encontramos una interesante descripción de la zona que observamos , relacionada con el análisis de las muestras que se trajeron a la Tierra y usando imágenes de las misiones Lunar Orbiter 4 y Apolo 15 (ya que Luna 24 no tenía cámaras) “utilizando el interpretoscopio de Karl Zeiss Jena. Este dispositivo utiliza imágenes estereoscópicas para dar estimaciones cualitativas y semicuantitativas del relieve de la superficie”. El paper contiene datos interesantes como dimensiones “Dorsa Harker se eleva varios cientos de metros por encima de las áreas marinas adyacentes y tiene entre 10 y 15 km de ancho en el área investigada” y componentes topográficos. En este último aspecto debemos interpretarlo con el estado actual de nuestros conocimientos sobre los dorsa, sobre todo en cuanto a nomenclatura. Cuando los autores se refieren al arco distinguen dos tipos de formaciones: “Se distinguen dos tipos de terreno elevado dentro de Dorsa Harker. El primer tipo es más común y está representado por tres elevaciones planas en forma de mesa, con bordes muy inclinados y dimensiones cercanas a los 30x15 km (…) El segundo tipo de terreno elevado está representado por colinas con suaves pendientes convexas. Su tamaño en planta es de aproximadamente 10x15 km. Sus superficies están complicadas por muchas pequeñas crestas que se cruzan de 2 a 3 km de largo y 100 a 200 m de ancho. Su topografía se asemeja a pequeños dorsa”. Y cuando los autores se refieren a lo que llamamos crestas (la parte escarpada encima del arco) también usan el término “wrinkle ridges”, pero claramente describen el componente superior de los mismos en Dorsa Harker: estos dorsa parecen estar compuestos por una serie de elevaciones asimétricas cortas orientadas a 45º con respecto al rumbo general del dorsum. A veces, estas elevaciones a su vez se componen de elevaciones más pequeñas desplazadas "en escalones".

Las dificultades terminológicas para entender el texto de Florensky muestran lo que ha sido una dificultad constante en el conocimiento cartográfico de la superficie lunar: interpretar lo que vemos en el marco de una taxonomía que facilite la comprensión. “A teatrise on lunar maps” ilustra la dificultad que generaba observar al mismo tiempo que se generaba el conocimiento teórico que hubiera debido guiar la observación. Piensen, por ejemplo, en que el término cráter solamente se impuso hace unas decenas de años para denominar lo que antes se conocían como, por ejemplo, “ring plains”, y las consecuencias que para la observación derivan entre pensar que estamos observando una llanura o una depresión formada por un impacto. Para los dorsa la normalización terminológica todavía no se ha completado, solamente encontramos la división entre “arco” y “cresta” en la bibliografía muy reciente, en textos más antiguos se describen a los dorsa como una unidad.

Y como los signos son importantes para estandarizar la observación, decidí marcar en el dibujo las crestas dentro de los dorsa con líneas contiguas en vez de los trazos blancos que venía utilizando, para distinguir el hecho de que se observan con precisión de relieve y no como zonas brillantes. Con el tiempo vendrá la representación más exacta de los detalles de las crestas.

IMAGE 1:

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: DORSA HARKER

Date and time (UT) of observation: 08-14-2022-06:30 to 07:00.

Size and type of telescope used: 105 mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105)

Magnification: 154X

IMAGE 2:

“Photographic Lunar Atlas for Moon Observers” (KC Pau).

IMAGE 3:

Name and location of observer: Richard Martin (Canelones, Uruguay).

Name of feature: MARE CRISIUM.

Date and time (UT) of observation: 12-06-2021 23:37

Size and type of telescope used: Reflector 130 mm.

Filter (if used): None.

Medium employed (for photos and electronic images): ZWO ASI 120 mm.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario