lunes, 6 de octubre de 2025

VITELLO: LA JOYA ESCONDIDA EN EL BORDE DE MARE HUMORUM

 (Marcelo Mojica – Club de Astronomía Icarus)

 

Hay noches en las que la Luna parece mirarnos con un guiño especial. Entre los infinitos cráteres que adornan su rostro, uno de ellos espera silencioso, casi discreto, pero lleno de secretos que recompensan al observador paciente. Su nombre es Vitello, una formación de 41 kilómetros de diámetro que se recuesta en el sur de Mare Humorum, como un recuerdo antiguo de impactos titánicos y fuerzas interiores que aún resuenan en la imaginación humana. [1]

Fig.1.- Se observa a Vitello con su “meseta interna”, sobre la cual se destacan sus picos centrales. Imagen obtenida con un Mak de 150mm de apertura a F/12, con filtro UV, IR de Baader en fecha 2025/Ago/05 a horas 23:05 UT con s=6/10 y t=4/6

 Un escenario de historia cósmica

Vitello nació hace cerca de 3.8 mil millones de años [1], en los albores de la Luna que hoy conocemos. Su origen fue un impacto meteórico formidable, pero su vida no terminó en ese instante. La Luna seguía viva en su interior y, en algún momento, fuerzas ocultas hicieron que su piso se fracturara y se elevara, creando un anillo interno y un montículo central que parecen contar una historia de luchas y movimientos subterráneos.
Observar Vitello es asomarse a una época en que el Sistema Solar entero era un hervidero de rocas y fuego, cuando cada cráter era una chispa de creación.

El placer de observarlo

La belleza de Vitello no exige grandes instrumentos. Fig.1. Con un pequeño refractor de 50 mm ya se intuye su contorno, pero un telescopio de 150 mm o más revela su verdadera riqueza: los picos centrales iluminado como un faro, los anillos internos que parecen ondas de piedra, las fracturas que cruzan el piso como cicatrices de un tiempo remoto.
El mejor momento para buscarlo llega tres días después del Primer Cuarto o dos días después del Último Cuarto, cuando el Sol lunar ilumina de costado y las sombras resaltan cada relieve. Es entonces cuando el corazón del observador late un poco más rápido, al reconocer que lo que mira no es solo una imagen, sino un relato geológico que ha sobrevivido miles de millones de años. [1]

El relieve que conquista la mirada

Basta un telescopio modesto para percibir que Vitello no es un cráter cualquiera. Sus paredes elevadas, que se alzan más de 3.2 kilómetros sobre el piso, muestran una silueta quebrada por pequeños cráteres secundarios, como el diminuto Lee M en el noroeste. En su interior se destaca un pico brillante (de cinco) que se yergue orgulloso, recordando que la Luna también sabe esculpir montañas. El suelo, lejos de ser plano, parece un paisaje atormentado, con fracturas y anillos concéntricos que delatan un pasado de presiones internas. [1]

Cuando el terminador —la frontera entre la noche y el día lunar— acaricia la región de Humorum, las sombras alargadas dibujan estas estructuras con una nitidez casi mágica. En esos momentos, Vitello deja de ser solo un nombre en un mapa: se convierte en un escenario de luces y sombras que respira ante nuestros ojos.

Un nombre con herencia de luz

Vitello lleva el nombre de Erazmus Ciołek Witelo Fig.2. filósofo y astrónomo polaco del siglo XIII que dedicó su vida al estudio de la óptica. Qué hermoso homenaje: un cráter que juega con la luz y las sombras, nombrado en honor de un hombre que buscó comprender sus secretos. Al contemplarlo, sentimos la continuidad entre las mentes que exploraron el cielo en la Edad Media y nuestras propias miradas modernas. [1]

Fig.2.- En una página de su manuscrito, puede verse una miniatura de Vitello [2]

 Invitación a la aventura

Cuando la próxima Luna creciente se eleve sobre el horizonte, prepara tu telescopio, tus binoculares o incluso tu cámara fotográfica. Busca el suroeste del disco, localiza la elegante cuenca de Mare Humorum y deja que tus ojos se deslicen hacia el sur. Allí, Vitello te estará esperando, como un susurro del pasado que se vuelve presente. Fig.3.

La experiencia no es solo científica: es profundamente humana. En cada cráter, en cada sombra, late la certeza de que el universo es antiguo, vasto y, sin embargo, cercano. Al observar Vitello, sentimos que nuestra mirada une los siglos: desde los primeros astrónomos que lo nombraron hasta los exploradores del futuro que quizá lo pisen.

Una noche para recordar

Sal, respira el aire frío de la noche, siente el peso de las estrellas y la luz de la Luna acariciando tu rostro. Apunta tu telescopio y deja que Vitello te cuente su historia. En su anillo interior, en su montaña central, en las fracturas que cruzan su piso, hay poesía grabada en roca. Observarlo es más que un acto de curiosidad: es un diálogo silencioso con la eternidad.

 La próxima lunación es tu oportunidad. No dejes que Vitello siga siendo solo un nombre en los atlas: conviértelo en una experiencia, en una imagen propia, en un recuerdo que te acompañe cada vez que mires hacia la Luna. Porque en cada noche de observación, el cielo no solo revela sus secretos… también despierta los nuestros.

Fig.3.- Se observa al cráter Vitello al Sur de “Mare Humorun”, hacia el Sud-Oeste de la Luna. Virtual Moon Atlas. [1]

Bibliografía

1.    Virtual Moon Atlas.  Software gratuito.  Descarga en: https://1-ap--i-net.translate.goog/avl/en/download?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc&_x_tr_sch=http&_x_tr_enc=1

https://en.wikipedia.org/wiki/Vitello

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