jueves, 7 de abril de 2022

DOS DORSA AL NORESTE DE BRIGGS (Y UN COMENTARIO SOBRE DIBUJO LUNAR)


 Traducción del texto aparecido en la edición de abril 2022 de “The Lunar Observer”

La observación visual instrumentada a través de un dibujo tiene ventajas que sospecho, y que alguna vez me gustaría demostrar, derivadas relativas a lo que Charles Wood llama, en la introducción a su “Modern Moon. A personal view”: “Una de las ironías de la observación lunar es que un reflector casero de 6 pulgadas es capaz de revelar muchos de los detalles que se pueden fotografiar a través de los telescopios más grandes de la Tierra…. Su cerebro puede descartar los períodos de visión borrosa y concentrarse en los momentos fugaces de visión nítida”. Pero también tiene obvias desventajas frente a la confiabilidad de las imágenes fotográficas. Y una de las desventajas es que, para que el resultado sea aceptable, es necesaria una ejecución del dibujo que lo haga interpretable como el accidente selenográfico que se reproduce. Para eso hay dos caminos y uno de ellos es el mejor: tener la capacidad de dibujar de tal manera que el dibujo realizado observando por el ocular sea el definitivo. El otro camino es realizar un croquis y luego sobre ese croquis trabajar más detenidamente. Me encantaría alcanzar la capacidad de lograr un dibujo aceptable en la misma sesión de observación, que permite evitar los sesgos (aún inconscientes) derivados de “reelaborar” la observación, algo que hay que evitar siempre. Por ahora, trabajo con un croquis que establezca con el mayor detalle posible relieve y tonalidades, los años de experiencia llevan a sospechar los datos que puedan ser más significativos en la información visual que surge de la observación. Y el dibujo viene después. Es una regla de oro no dejar pasar mucho tiempo entre el croquis y el dibujo. Pero los croquis se acumulan en el registro de observación y luego falta tiempo para llevarlos a un dibujo más estructurado. Y el tiempo vuela, y estos croquis perdidos se transforman en recuerdos incómodos de los dibujos que nos falta por hacer. Este fue el caso de este extraño conjunto de luces y sombras que observé cuando el terminador por el borde occidental de Oceanus Procellarum hace casi un año (IMAGE 1). Usando el Virtual Moon Atlas al momento de la observación, pensé que ese semícirculo brillante que emergía del terminador (representado por el borde izquierdo) era el borde oriental de Briggs. Entonces, ¿qué eran los otros dos arcos, más brillante el del sur y menos brillante del norte, más largo? Los atlas que consulté no presentan elevaciones ni dorsa al noreste de Briggs. Hasta que la duda se desvaneción consultando, una vez más, el LROC Quickmap de la misión Lunar Reconnaissance Oribiter y en especial, su Mapa de Wrinkle Ridges, y ahí aparecieron dos dorsa (IMAGE 2), cuya forma coincide con las elevaciones brillantes de la IMAGE 1. Es decir, no había observado el borde de Briggs sobre el terminador sino el dorsa más occidental de los señalados en el LROC Quickmap, que, por cierto, tienen una estructura compleja e interesante para volver a observar.



Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: WRINKLE RIDGES NORTHEAST BRIGGS.

Date and time (UT) of observation: 04-25-2021-01:30 to 01.50.

Size and type of telescope used: 105  mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105) .

Magnification: 154X

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