sábado, 29 de octubre de 2022

LA CUENCA SCHILLER-ZUCCHIUS

 ¿Una cuenca con dos o tres anillos?

Este es el título y el texto del reporte que enviamos a Anthony Cook como contribución al Basin and Buried Craters Project (Proyecto de Cuencas y Cráteres Enterrados), del que la Sociedad Lunar Argentina es parte:

Paul Spudis en “The geology of Multi-Ring Impact Basins” (Table 2.2 en página 40) incluye esta cuenca en la lista de cuencas con menos de tres anillos. En la imagen que tomamos hace ya 6 años (IMAGE 1) de Schiller cerca del terminador, que pasa por el borde de Zucchius opuesto a Schiller, tratamos de determinar los anillos de esta cuenca, para ello retocamos un poco la imagen original (IMAGE 1 más clara). En IMAGE 2 sugerimos lo que pueden ser los bordes de los dos anillos mencionados por Spudis (marcados por flechas rojas y amarillas). Ahora bien, ¿puede ser que haya un tercer anillo, más interior, marcado con flechas violetas en la IMAGE 3? Si fuera así, nuestra cuenca sería una más típica cuenca de 3 anillos (IMAGE 4). Este supuesto anillo, más interior y pequeño, puede verse como una depresión en IMAGE 5 (LROC QUICKMAP AZIMUTH LOLA layer) y podría deducirse de la IMAGE 6, que es una captura del LROC Quickmap GRAIL CRUSTAL THICKNESS layer.

IMAGE 1




IMAGE 2



IMAGE 3



IMAGE 4



IMAGE 5



IMAGE 6



En la edición de octubre de 2022 de The Lunar Observer (páginas 73 a 75) Anthony Cook comentó nuestro reporte:

“Alberto Anunziato ha enviado un trabajo realizado por la SLA sobre un posible tercer anillo en esta cuenca y comenta: “Paul Spudis en “The geology of Multi-Ring Impact Basins” (Tabla 2.2 en la página 40) incluye esta cuenca en la lista de cuencas con menos de tres anillos”. Puede ver la cuenca con bastante claridad en la capa LROC Quickmap GRAIL Crustal Thickness (Fig. 1), (nuestra IMAGE 6), pero no los anillos. Figura 1. Mapa de espesor de la corteza GRAIL: el azul es delgado y el rojo es grueso. Del sitio web LROC Quickmap. Usando una imagen que el grupo SLA tomó hace seis años (Fig. 2) de Schiller cerca del terminador, que pasa por el borde de Zucchius frente a Schiller, intentaron representar los anillos de esta cuenca. La figura 2 (arriba) (nuestra IMAGE 2) muestra dónde están los dos anillos propuestos, según Spudis. La figura 2 (abajo) (nuestra IMAGE 4) muestra un anillo interior adicional que el grupo SLA sugiere que podría ser un anillo interior. El Lunar Wiki: http://the-moon.us/wiki/SchillerZucchius_Basin da dos diámetros de anillo: 175 y 335 km. El anillo interior propuesto tiene un diámetro de 91 km, pero también podría ser un cráter enterrado; sin embargo, parece coincidir con el centro de la cuenca SchillerZucchius. Los tres anillos se ven más claramente en el diagrama de Azimut de pendiente en la Fig. 3 (nuestra IMAGE 5).

Data:

Name and location of observer: Luis Francisco Alsina Cardinalli (Oro Verde, Argentina).

Name of feature: Schiller.

Date and time (UT) of observation: 12-11-2016-03:33.

Filter: Astronomik ProPlanet 742 IR-pass.

Size and type of telescope used: 250 mm. Schmidt-Cassegrain (Meade LX 200).

domingo, 23 de octubre de 2022

LOS CRÁTERES COMO POBLADOS LUNARES DE KEPLER



 Traducción del texto aparecido en la edición de octubre 2022 de “The Lunar Observer”

La observación visual continuada, siempre que las implacables nubes de nuestro invierno austral lo permitan, nos acostumbran a reflexionar sobre la relación entre lo que observamos en la superficie lunar, a través del ocular, y lo que sabemos acerca de lo que estamos observando, por habernos previamente informado. Somos privilegiados al poder observar sobre la base de lo que una serie de misiones espaciales fotografiaron desde órbita lunar, sin hablar de lo que sabemos sobre geología lunar, por ejemplo. Pero los primeros observadores no tuvieron nada que los orientara, fue una auténtica exploración sin mapas. Galileo realizó su primera observación telescópica en 1609 e interpretó lo que observó como un paisaje montañoso por dos razones: porque lo era y porque había leído la opinión de algunos filósofos (especialmente Plutarco) que sostenían que la Luna era similar a la Tierra, su observación confirmaba la teoría. Pero la analogía entre ambos mundos no era completa, en absoluto. Los observadores que siguieron se encontraban en grandes problemas para interpretar lo que estaban observando con sus rudimentarios instrumentos. Lo señala claramente Francis Manasek en “A treatise in Moon Maps”, refiriéndose a las observaciones de uno de los más sagaces de los pioneros de la selenografía, el italiano Francesco Fontana (realizadas en 1629): “Fontana trabajó en un período en el que las imágenes de telescopios eran culturalmente muy nuevas y la creación de significado a partir de tales imágenes no tenía una base hermenéutica (…) Fontana es muy débil cuando se trata de describir su morfología y claramente está luchando con el problema de cuáles son las diversas características. realmente son y cómo puede llamarlos. El término genérico “mancha” prevaleció durante mucho tiempo. Lo siguiente ejemplifica sus incapacidades verbales para describir simplemente las estructuras mismas: “Pero otras regiones oscuras traicionan la presencia en el disco lunar de huecos, hoyos, hendiduras, pequeñas hendiduras y caminos angostos, con la excepción de algunos caminos brillantes que parecen indican huecos brillantes. Se observa que casi todas las áreas oscuras son menos oscuras en comparación con las áreas en la sombra” (página 103/105).

Estas dificultades epistemológicas son gigantescas, por eso son tan apreciables sus dotes observacionales, especialmente en la interpretación de lo que en ese momento se conocía con el genérico e impreciso término en latín de “maculas”, cuya naturaleza no se conocía: “Era obvio para Fontana que algunos cráteres tenían picos centrales y los mostró con energía artística. El número de cráteres a los que atribuye picos centrales es bastante grande y posiblemente no todos los oscurecimientos centrales representan picos. Sugiere una morfología de cráteres más compleja que la de sus contemporáneos y, de hecho, Hevelius solo muestra dos picos centrales en toda la superficie lunar en su Mapa R (…) Fontana (…) representó algunos cráteres como cuencas cóncavas, otros con picos centrales, y otros con sugerencias de un piso plano”(página 107).

Por supuesto, Fontana no sabía que lo que observaba en el centro de algunos cráteres era una montaña, nosotros la percibimos como tal porque ya sabemos que ciertos cráteres deben tener una en su centro. Manasek provee la noticia que Kepler también habría observado que algunos cráteres tenían algo en su centro y otros no: “Cuando su Somnium seu Opus Posthumun de Astronomia Lunari fue publicado en 1634 por su hijo, Ludwig, contenía una carta escrita en 1623 a Paulua Guldin en la que Kepler, presumiblemente usando un telescopio astronómico de su propio diseño, observó que algunos cráteres tenían picos centrales. mientras que otros cráteres no” (página 101).

¿Cómo interpretaba Kepler lo que veía en el centro? No, como montañas sino como una especie de elevación hueca que atribuía a la intervención de seres inteligentes. Su poco conocido Appendix Geographica, seu mavis, Selenographica” (Geographical, or, if   you prefer, Selenographical Appendix ) a su novela “Somnium” (que cuenta un viaje a la Luna), adelanta lo que en las notas a este apéndice tratará de demostrar a partir de sus observaciones telescópicas: que lo que ahora conocemos como cráteres (o al menos los que tienen pico central, en terminología moderna) son fruto de un diseño inteligente. Así dice el Appendix (la traducción es nuestra):

“Si piensas en los poblados lunares, te demostraré cómo los veo. Las cavidades lunares, que por primera vez observó Galileo, indican principalmente lugares que, como demuestro, son depresiones en la superficie, como lo son nuestros mares. Pero deduzco, por la forma misma de las cavidades, que estos lugares más bien son pantanos. En estos lugares los endimiónidas suelen medir el espacio de sus poblados, para poder protegerse de la humedad y el musgo, de los ardores del Sol y quizás incluso de sus enemigos. Su método es el siguiente: clavan una estaca en el centro del espacio que van a delimitar para la construcción, a este palo atan cordeles, largos o cortos según el tamaño del futuro poblado, el más largo que descubrí alcanza cinco millas germánicas; luego de haber fijado el cordel, lo extienden hasta el límite de la futura empalizada circular, que es el extremo del cordel. Posteriormente, dedican todos sus esfuerzos a levantar la empalizada, siendo el foso de una profundidad no menor a una milla germánica. En algunos poblados arrojan todo el material excavado hacia el interior, en otros lo arrojan hacia el exterior, en otros arrojan el material excavado en parte hacia el interior y en parte hacia el exterior, de manera que la empalizada es doble con un foso intermedio muy profundo. Cada empalizada tiene una forma circular perfecta, conseguida gracias a que todos los cordeles se extienden a la misma distancia de la estaca. De esta manera, no solamente el foso es muy profundo, sino que también el centro del poblado, como el ombligo en el vientre, forma una especie de laguna, y todo el borde circular queda muy elevado por el material excavado desde interior, pues sería muy difícil transportar el material excavado al cavar el foso hasta el centro. En el foso se recoge la humedad de los campos y todo ese líquido va drenando, de manera que llega a inundar el foso y este se vuelve navegable, y cuando está seco, puede atravesarse sin problemas. En consecuencia, cuando los que están en el centro del espacio sufren los ardores del Sol se desplazan hasta la parte que se encuentra a la sombra de su empalizada exterior, y los que están fuera del centro se desplazan hasta la zona en sombra de la empalizada interior del foso. Así, durante los quince días en los que Sol continuamente abrasa la superficie, siguen la sombra (peripatéticos-o sea los que pasean-en el verdadero sentido de la palabra), para poder soportar el verano. Estos problemas te propongo examinar punto por punto, partiendo de los fenómenos observados con el telescopio para comprobar si las conclusiones concuerdan con los axiomas de la óptica, la física y la metafísica”.

A este texto siguen las notas explicativas, punto por punto. No debemos olvidar que Kepler dedicó gran parte de su obra a los estudios lunares y que estos fueron fundamentales en la revolución epistemológica del cambio del paradigma geocéntrico al paradigma heliocéntrico. Pensar en la posibilidad de que la Luna estuviera habitada era una posibilidad cierta luego de corroborada experimentalmente la tesis de Plutarco de la similitud de esta con la Tierra. Kepler veía la forma circular de los cráteres como un indicio de una mente ordenadora y por esa ensaya una hipótesis de como esa mente ordenadora podría haber desarrollado una técnica para construir poblados (“oppida”) que permitieran a los endimiónidas (así llamó a los supuestos habitantes de la Luna, por Endimión, amado por la diosa Selene) eludir el abrasador sol de un cielo sin atmósfera (ya Galileo se había percatado de la inexistencia de atmósfera en la Luna).

Para Kepler no todos los cráteres (en nuestros términos) serían pantanos que albergan poblados, en la nota 29 al Appendix dice haber contado 23. Ilustramos con dos imágenes (que enviamos oportunamente al Focus On correspondiente a los números 1 a 10 del Lunar 100) de Tycho, en una fase de lunación que ilustra claramente lo que argumenta Kepler: los habitantes del centro pueden desplazarse hacia la parte sombreada, es decir hacia la izquierda, mientras que los endimiónidas que se encuentren en el foso (el suelo del cráter) pueden desplazarse hacia la derecha, a las sombras de una de las paredes del cráter (la empalizada en términos de Kepler). Ambas imágenes ilustran además como pudo haber observado Kepler lo que ahora llamamos pico central: como zonas luminosas redondeadas, que podrían interpretarse como un pequeño cráter dentro del cráter más grande, sobre todo en la IMAGE 1.

Estas especulaciones de Kepler no eran irracionales, repito, era una interpretación posible en los primeros intentos en desentrañar qué era lo que observaban en la superficie lunar. Y también es cierto que Kepler afirmó en una carta a su amigo Matthias Bernegger que con su telescopio buscaba constantemente las murallas circulares de las ciudades en la Luna.

 

IMAGE 1:

Name and location of observer: Francisco Alsina Cardinalli (Oro Verde, Argentina, SLA-LIADA).

Name of feature: Tycho.

Date and time (UT) of observation: 12-20-2015-00:45.

Size and type of telescope used: 250 mm. Schmidt-Cassegrain (Meade LX 200).

Magnification (for sketches): 168 x (with Telextender).
Filter (if used) : None.
Medium employed (for photos and electronic images) : Canon Eos Digital Rebel XS.

IMAGE 2

Name and location of observer: Marcelo Mojica Gundlach (Cochabamba, Bolivia, LIADA).

Name of feature: Tycho.

Date and time (UT) of observation: 07-07-2019-23.30.

Filter: None

Size and type of telescope used: 150 mm. Refractor.

Medium employed (for photos and electronic images): ZWO 120.

jueves, 13 de octubre de 2022

ENIGMÁTICO SCHILLER

 

Luis Francisco Alsina Cardinalli y Alberto Anunziato

Traducción del texto aparecido en la edición de octubre 2022 de “The Lunar Observer”

Schiller (IMAGE 1) es sin dudas uno de los cráteres más enigmático. Es un cráter elongado, pero de tamaño gigantesco, su eje mayor mide 179 kilómetros y el menor 71 kilómetros. Por supuesto, su forma extraña remite a su origen incierto. Inicialmente se pensó en un origen volcánico, de hecho, hasta hace pocas décadas se pensaba que la mayoría de los cráteres lunares eran volcánicos. Recurrí al viejo “The Moon”, de Thomas Elger, en busca de una descripción precisa y bella como todas las del libro. Pero Elger (página 112) no comenta lo más obvio, su extraña forma alargada. Esto tiene su explicación histórica, para el paradigma del origen volcánico, Schiller no es tan extraño. Pensemos que su forma y tamaño son casi los mismos que la caldera hoy cubierta por el lago Toba (en la isla indonesia de Sumatra), que provocó cambios climáticos muy significativos hace 70.000 años. La comparación es tentadora, pero los cráteres volcánicos en la Luna, los que hoy sabemos con certeza que son volcánicos, son muy diferentes en forma y tamaño de Schiller. Y, como dice Charles Wood en “The Modern Moon”: “La falta de depósitos de cenizas masivos en las cercanías y de paredes terrazas similares a las de un cráter de impacto hacen que esta teoría no sea probable” (página 177). Sin embargo, todavía en 1985 se consideraba una teoría relativamente reciente en “Implied origin for the craters Orcus Patera and Schiller fron the lunar channel Bouvard”, un texto en el que usando a lo que hoy conocemos como Vallis Bouvard, una cadena de impactos alineados radial a la cuenca de Mare Orientale, a los que la erosión da el aspecto de un valle (IMAGE 2),

introduce lo que parece haber originado a nuestro cráter, según Robert Garfinkle: “Schiller parece ser el resultado de cuatro o más impactos superpuestos en los que las montañas entre los cráteres fueron destruidas y el área dentro de las paredes exteriores restantes se inundó con lava generalmente suave durante la era Imbríca”. Si observamos los cráteres cercanos a Schiller, como Longomontanus o Clavius, vemos que sus suelos, como el de Schiller, son bastante lisos pese a ser cráteres muy antiguos. Pero también es cierto que “hay poca evidencia de que cualquiera de los cráteres postulados se superponga con cualquiera de los otros, lo que implica que los cráteres se formaron simultáneamente” (The Modern Moon, página 177), “Quizás un pequeño asteroide o cometa fue capturado en la órbita lunar y, mientras giraba en espiral hacia adentro, se rompió en múltiples pedazos con los impactos simultáneos casi rozando creando cráteres superpuestos” (The Kaguya Lunar Atlas) y, más precisamente: “¿Podría un impacto rasante ser responsable tan grande como Schiller? Las docenas de grandes cráteres alargados en Marte apuntan a una respuesta. Peter Schultz propuso que los impactos de ángulo bajo de Marte se produjeron cuando pequeñas lunas del tamaño de Fobos y Deimos entraron en espiral y se estrellaron contra la superficie del planeta. Quizás Schiller marque el lugar de descanso final de un pequeño ex satélite de nuestra Luna” (The Modern Moon. Página 177). La IMAGE 3 es una impresionante vista de Schiller desde la sonda japonesa Kaguya, que ilustra magníficamente la descripción que hace Robert Garfinkle: “El cráter es más ancho en el sur que en el norte, pero se estrecha en cada extremo. El suelo en el extremo sur es liso y en el norte hay dos cadenas montañosas que descienden por la mitad del cráter y terminan cerca de donde podría haber estado la pared del cráter que falta. El norte también ha sido golpeado por un par de cráteres de tamaño mediano. El piso está salpicado de pequeños puntos brillantes cuando se observa bajo altos ángulos de iluminación solar”. ¿Recuerdan algún otro cráter que presente a una cresta montañosa central? Solamente Heraclitus, según recuerdo, relativamente cerca de Schiller.



Referencias:

Bowker, David and Hughes, Kendrick (1971): Lunar Orbiter Photographic Atlas of the Moon, NASA.

Elger, Thomas (1895): The Moon, George Philip & son.

Garfinkle, Robert (2020): Luna Cognita, Springer.

Motomaro, Shimao and Wood, Charles (2011): The Kaguya Lunar Atlas, Springer.

Trego, Kent (1984): Implied origin for the craters Orcus Patera and Schiller fron the lunar channel Bouvard (Letter to the Editor), “Earth, Moon and Planets 33, pages 99-102.

Wood, Charles A. (2003): The modern Moon. A personal view, Sky and Telescope.

 

IMAGE 1:

Name and location of observer: Luis Francisco Alsina Cardinalli (Oro Verde, Argentina).

Name of feature: Schiller.

Date and time (UT) of observation: 12-11-2016-03:33.

Filter: Astronomik ProPlanet 742 IR-pass.

Size and type of telescope used: 250 mm. Schmidt-Cassegrain (Meade LX 200).

 

IMAGE 2: Plate 246 Lunar Orbiter Photographic Atlas of the Moon.

IMAGE 3: Plate 71 The Kaguya Lunar Atlas.


lunes, 10 de octubre de 2022

DORSA ALREDEDOR DE PIAZZI SMYTH

 

Traducción del texto aparecido en la edición de octubre 2022 de "The Lunar Observer"

La zona oriental de Mare Imbrium es, sin dudas, una zona fascinante. Una serie de picos montañosos y de dorsa indican la topografía oculta de la antigua cuenca sepultada por la lava que formó el Mare Imbrium. Cerca del terminador las montañas brillan intensamente, desde Montes Recti hasta Montes Spitzbergen. La zona que observamos son los alrededores del cráter Piazz Smyth, que pese a tener un tamaño considerable (22 kms de diámetro), no presenta detalle alguno, ya que está por debajo del límite de los cráteres complejos con paredes aterrazadas y picos centrales. Está atravesado por un dorsum espectacular, del que nos ocuparemos más adelante. Ahora compararemos la observación con el LROC Quickmap (de la misión Lunar Reconnaissance Orbiter) (IMAGE 2). 

Los números 1 a 3 indican picos montañosos aislados, que se veían muy brillantes y proyectando sombras nítidas. Los dorsa son indicados por las letras A, B y C. Como suele suceder cuando dos dorsa confluyen en un punto, se observan como uno, tal es el caso del dorsum A (al norte de Piazzi Smyth, es decir, arriba) y el dorsum B (al sur). El dorsum A es mucho menos prominente que B, aunque es probable que haya una suave elevación que alcance a Piazzi Smyth. El dorsum A aparece como poco brillante y con una sombra muy leve, por lo que parece ser una anomalía que haya lo que parece ser la cresta (zona más elevada de un dorsum) un poco al norte del pico 1 (sería más probable que fuera una elevación rocosa, pero si así fuera estaría en el LROC Quickmap). El dorsum B, en cambio, es magnífico. Se podían observar claramente la parte superior y más escarpada, llamada la cresta, con contornos definidos (por eso los dibujamos de esa manera) y sombra pronunciada, incluso dentro del arco del dorsum.


En la IMAGE 3, también obtenida del LROC Quickmap, marcamos tentativamente estas zonas más altas. El dorsum C, en cambio, es el menos evidente, se percibía como un semicírculo levemente brillante que delimitaba una zona de suelo levemente más oscuro. Tres dorsa muy distintos entre sí, como suele suceder. También realizamos una observación detallada de Mons Piton para el Lunar Geological Change Detection Program, que se encontraría en la zona superior izquierda de nuestra imagen, y que compartiremos en el próximo número.

Name and location of observer: Alberto Anunziato (Paraná, Argentina).

Name of feature: PIAZZI SMYTH

Date and time (UT) of observation: 09-04-2022-00:00 to 00:20.

Size and type of telescope used: 105 mm. Maksutov-Cassegrain (Meade EX 105)

Magnification: 154X


miércoles, 5 de octubre de 2022

NOCHE INTERNACIONAL DE OBSERVACIÓN LUNAR EN PARANÁ

 Este sábado 1º de octubre celebramos en la Costanera Baja de la ciudad de Paraná la Noche Internacional de Observación Lunar, una tradición de la Sociedad Lunar Argentina, cada año desde 2019 nos sumamos a este evento internacional. Los aficionados que participamos fuimos de la Sociedad Lunar Paranaense y del Centro de Observadores del Espacio de Santa Fe. Nos enorgullece seguir compartiendo nuestra afición con la gente. Observamos la Luna, Júpiter, Saturno e incluso un meteorito que trajeron los amigos santafesinos. Siempre libre y gratuitamente, como todas las actividades de nuestra SLA.