viernes, 26 de febrero de 2016

MARE CRISIUM


“Mare Crisium es, sin lugar a dudas, el más interesante de los mares lunares. No lo es por su extensión, ya que su tamaño es más bien pequeño en relación con el resto de los mares. El interés de esta zona reside en otros aspectos. El más importante de ellos es el cambio relativo de tamaño, causado por las libraciones lunares. Este movimiento hace que todos aquellos accidentes emplazados en el limbo lunar o en sus proximidades, se muestren en diferentes ángulos de vista. En el caso que nos ocupa, el efecto de libración es bastante acusado debido a que se trata de un mar con forma elipsoide”.
A Julio César Monje (“La Luna. Selenografía para telescopios de aficionados”) le debemos esta estupenda definición de las razones del interés excepcional que presenta Mare Crisium (el “Mar de las crisis”) para el observador lunar. Por ser fácilmente reconocible a ojo desnudo Mare Crisium le resultará conocido al lector. Y al lector que se haya asomado a la observación lunar con un telescopio le resultará conocido el cráter brillante en uno de sus bordes: Proclus. Sus rayos luminosos (materiales eyectados por el impacto que formó el cráter y que son más fácilmente discernibles cuando son más iluminada está la superficie lunar) se proyectan como las luces de un faro sobre las ficticias aguas de Mare Crisium.
El color oscuro de Mare Crisium, incluso más oscuro que el de los otros mares lunares, se debe a la lava que cubrió un cráter de impacto formado en el llamado “periodo nectariano”. Las medidas de este mar son 560 kms. de este a oeste y 420 kms. de norte a sur.
Otra calidad interesante de Mare Crisium es que hospeda un “mascon”, una anomalía gravitatoria provocada por una concentración de masa causada por el alzamiento de la corteza al momento del impacto que generó el cráter que luego fue inundado por lava. Los orbitadores lunares que pasan a baja altitud por Mare Crisium y otros sitios lunares con “mascons” se ven fuertemente atraídos hacia la superficie.

La fotografía fue obtenida por Francisco Alsina Cardinalli con una Canon Eos Digital Rebel XS a foco primario sin aumento, usando el telescopio 250 mm. de Schmidt-Cassegrain (Meade LX 200) del Observatorio de la Asociación Entrerriana de Astronomía en Oro Verde el día 16 de enero a las 00.23 UT.

jueves, 11 de febrero de 2016

LOS OBSERVADORES LUNARES DE LA AEA EN “THE LUNAR OBSERVER” DE FEBRERO 2016

Por séptimo mes consecutivo las observaciones lunares de la Sección Lunar de la Asociación Entrerriana de Astronomía (AEA) son aceptadas en la más prestigiosa revista de astronomía lunar del mundo: “The Lunar Observer” de la ALPO (Association of Lunar and Planetary Observers).
Nuestro Sección Lunar continúa realizando observaciones lunares de áreas especialmente seleccionadas por presentar variaciones en la apariencia de su superficie y dentro del Programa de Detección de Cambios Geológicos Lunares de ALPO, dirigido por el astrofísico Anthony Cook.
La aparición de nuestras observaciones en la más prestigiosa revista de estudios lunares en el mundo indica que las mismas cumplen con los estándares científicos necesarios para ser incluidas en las bases de datos de ALPO y eso nos llena de orgullo.
La revista se puede descargar de la web de ALPO:  http://alpo-astronomy.org /y también del siguiente link ( https://drive.google.com/file/d/0B-Dhf119f9EwUmU3aHBNZlFsamc/view?usp=sharing ).
En la sección “Recent topographical observations” se mencionan las siguientes observaciones (pág.12):
ALBERTO ANUNZIATO - ORO VERDE, ARGENTINA. Digital image of Tobias Mayer A. FRANCISCO ALSINA CARDINALI-ORO VERDE, ARGENTINA. Digital images of Archimedes, Clavius, Copernicus, Eratosthenes, Messier, Montes Apennines, Plato, Proclus & Tycho.
Y se escogieron las siguientes para ilustrar la sección (págs.12/13):

Clavius:
Erathostenes:
Plato:
En la Sección correspondiente al “Bright Lunar Rays Project” (págs.16) aparecieron nuestras primeras dos observaciones para dicho programa que estudia los cráteres que poseen “rayos brillantes”, extensiones de material eyectado por el impacto que formó el cráter y que se extienden por centenares de kilómetros por la superficie lunar.
Proclus:
Copernicus:

En la Sección “Lunar Geological Change Detection Program” (págs.17 y siguientes) aparecemos entre los que más observaciones aportaron para el programa:
Observations for December were received from: Jay Albert (Lake Worth, FL, USA - ALPO) observed: Aristarchus, Briggs, Censorinus, Mare Crisium, Menelaus, Plato, Proclus, Promontorium Agarum, Schickard, the Western Limb, and imaged the whole disk. Alberto Anunziato (Argentina – AEA) imaged: Albategnius, Archimedes, Censorinus, Clavius, Eratosthenes, Linne, Messier, Montes Appenninus, Pico B, Plato, Proclus, and Tycho. Maurice Collins (New Zealand – ALPO) imaged: Aristarchus, Clavius, Copernicus, Langrenus, Mare Crisium, Mare Humorum, Mare Nectaris, Plato, Schickard, Tycho, and captured whole disk images of the Moon. Marie Cook (Mundesley, UK) observed Endymion and Plato. Valerio Fontani (Italy – UAI) imaged Eratosthenes and Mare Nubium. Rik Hill (Tucson, AZ – ALPO) imaged Atlas and Hercules. Carlo Muccini (Italy – UAI) imaged Mare Nubium. Aldo. Tonon (Italy – UAI) imaged Mare Nubium. Gary Varney (Pembroke Pines, FL, USA – ALPO) imaged Alphonsus.
 Anthony Cook eligió una observación nuestra para analizar un reporte histórico de FLT (fenómeno lunar transitorio) de 1954, que consistía en un oscurecimiento del pico central del cráter Erathostenes.
Nuestra imagen muestra claramente dicho pico central, por lo que Cook estimó que el FLT reportado en 1954 tiene un grado de verosimilitud más alto del que tenía antes de que se haya realizado una observación como la nuestra, en las mismas condiciones que la de 1954.

sábado, 6 de febrero de 2016

BASE CLAVIUS


En el ranking de los cráteres lunares, Clavius es el tercero por su tamaño, con un diámetro de nada menos que 225 kms. De hecho, hay quien llama “circos” a los cráteres que no poseen un pico central, en tal caso, Clavius sería un circo o una “walled plain”, o llanura amurallada. Es un cráter muy atractivo para observar, al punto que se destaca en una zona plagada de cráteres como es la zona sur de nuestro satélite
En la imagen que comentamos el cráter comienza a ser iluminado por la luz solar. Las zonas más brillantes son las más altas: los bordes de los cráteres secundarios Clavius C y Clavius D en el centro del cráter principal y el borde oeste de éste, así como el borde oeste del cráter Rutherford, el cráter de 52 kms. de diámetro superpuesto a Clavius en el sur.
Le da un toque misterioso a Clavius el juego de sombras debido a su extraordinaria profundidad, sus muros alcanzan los 5.000 metros de altura. Desde la Tierra vemos un conjunto de alturas y profundidades, pero quien se encontrara dentro de las profundidades de los 225 kilómetros de diámetro de Clavius no podría saber que está en un cráter, como mucho podría observar parte de las alturas que lo circundan pero no percatarse de que estás lo rodean.
Es muy antiguo, anterior a la formación de los grandes mares de la cara visible de la Luna.

El nombre de este auténtico mundo subterráneo evocará entre los amantes del cine de Stanley Kubrick y de Arthur C. Clarke el recuerdo de “2001-Una odisea espacial”, pues allí se enclavaba la “Base Clavius”, el lugar al que llega el protagonista y desde el cual comenzará el viaje lunar que iniciará la trama de la historia, buscando la anomalía magnética que será un monolito de origen desconocido.

Así describe Clarke nuestro cráter, con un par de pequeños errores:
“Clavius, de 240 kms de diámetro, es el segundo cráter, por su tamaño, de la cara visible de la Luna, y se encuentra en el centro de las cordilleras del Sur. Es muy viejo; eras de vulcanismo y de bombardeo del espacio han cubierto de cicatrices sus paredes y marcado de viruelas el suelo. Pero desde la última era de formación del cráter, cuando los restos del cinturón de asteroides estaban aún cañoneando los planetas interiores, había conocido paz durante quinientos mil años.
La “Base Clavius” es el primer paso del hombre en la Luna:
“Ahora había nuevas y extrañas agitaciones sobre su superficie, y bajo ella, el hombre estaba estableciendo su primera cabeza de puente en la Luna. En caso de emergencia, la Base Clavius podía bastarse por entero a sí misma. Todas las necesidades de la vida eran producidas por las rocas locales, una vez trituradas, calentadas y sometidas a un proceso químico. Y si uno sabía donde buscarlos, podía hallarse en el interior de la Luna hidrógeno, oxígeno, carbono, nitrógeno, fósforo… y la mayoría de los demás elementos.
La Base era un sistema cerrado, como un modelo a escala reducida de la propia Tierra, reproduciendo el ciclo de todos los elementos químicos de la vida. La atmósfera era purificada en un vasto «invernadero»; un amplio espacio circular enterrado justamente bajo la superficie lunar. Bajo resplandecientes lámparas por la noche, y con filtrada luz solar de día, crecían hectáreas de vigorosas plantas verdes en una atmósfera cálida y húmeda, eran mutaciones especiales, destinadas al objeto expreso de saturar el aire de oxígeno y proveer alimentos como subproducto.
(…)
Los mil cien hombres y seiscientas mujeres que componían el personal de la Base eran bien formados científicos y técnicos, cuidadosamente seleccionados antes de su partida de la Tierra. Aunque la existencia lunar se encontraba ya virtualmente exenta de las penalidades, desventajas y ocasionales peligros de los primeros días, resultaba aún exigente psicológicamente, y no recomendable para quien sufriera de claustrofobia. Debido a lo costoso que resultaba y al consumo de tiempo que requería el trazar una amplia base subterránea en roca sólida o lava compacta, el normativo «módulo de estancia» para una persona era una habitación de sólo dos metros de ancho, por cuatro de largo y tres de alto.
(…)
Con su complejo de talleres, despachos, almacenes, centro computador, generadores, garaje, cocina, laboratorios y plantas para el proceso de alimentos, la Base Clavius era en sí un mundo en miniatura. E irónicamente, muchos de los hábiles e ingeniosos artificios empleados para construir este imperio subterráneo, fueron desarrollados durante la media centuria de la Guerra Fría. Cualquiera que hubiese trabajado en un endurecido e insensible emplazamiento de misiles, se habría encontrado en Clavius como en su propia casa. Aquí en la Luna había los mismos artilugios y los mismos ingenios de la vida subterránea, y de protección contra un ambiente hostil; pero habían sido cambiados para el objetivo de la paz. Al cabo de diez mil años, el hombre había hallado al fin algo tan excitante como la guerra”.
(Traducción de Antonio Ribera. Editorial Orbis, 1968).